miércoles, 2 de julio de 2014

TU BELLEZA EN MI

En el capítulo 4 de Apocalipsis encontramos lo que yo considero uno de los capítulos más hermosos de toda la Biblia. Lo escribió Juan al tener una visión divina del cielo. Solo puedo intentar imaginar cómo será estar ante el Rey de Reyes. Al leer este capítulo mi corazón se une a los ancianos en declarar “Santo, Santo, Santo.” Me llama la atención que Juan no encuentra las palabras exactas con las que expresar la exquisitez de la belleza que observaba. Procura de usar metáforas para comunicar la impresionante hermosura de la escena. Da la impresionan que las palabras simplemente no alcanzan para describir la hermosura de lo que Juan vio:

"Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado.
Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda.
 Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.
Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios."
Apoc. 4: 2 - 5

En el Salmo 27, versículo 4, David derrama su corazón al expresar su deseo más íntimo: Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.” David no pedía saber de Dios o comprenderle. No, él quería contemplar Su hermosura. Eso es, tomar tiempo para darse un festín visual. Deleitarse. Es que la belleza es algo hecho para ser admirado y gozado. Juan miró semejante grandiosidad ¡y quedó sin poder respirar! Es así como nosotras queremos que nos miren. Queremos asombrar con nuestra belleza. ¡Que queden sin aliento al vernos! Esto no implica que queremos tomar el lugar de Dios, sino que Él ha implantado en nosotras Su esencia, somos hechas a Su imagen ¡y esa belleza merece ser admirada!

Si quieres ver la máxima creación de Dios, te invito a pararte frente al espejo. Observarte bien. Quizás sea la primera vez en tu vida que lo hagas con detención. ¿Has luchado con aceptar quién y cómo eres? Tal vez alguna vez le quisiste preguntar a Dios por qué te hizo así. Conozco a tantas mujeres quienes sonríen al mundo y lloran en privado. Son historias tristes que tienen raíz en la falta de auto aceptación. Qué terrible es tener que vivir día tras día con alguien a quien no aceptas, o no quieres.


Si yo pudiera, cambiaría unas cuántas cosas de mi persona. ¿Y tú? Queremos cambiar diferentes partes de nuestro cuerpo porque estamos disconformes con ellos. Esto sucede cuando nos miramos bajo la luz de las revistas de moda y los anuncios de los medios de comunicación. Sin embargo, cuando nos vemos a la luz de la Palabra de Dios, nos podemos ver de otra manera.

Padre Amado
Tu belleza es indescriptible. Quiero mirarme a la luz de tu hermosura y ver Tu belleza en mi. Ayudame a hacerlo, y a ser cada día más como Tú - cada día más bella.
Amén

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