En
el capítulo 4 de Apocalipsis encontramos lo que yo considero uno de los
capítulos más hermosos de toda la Biblia. Lo escribió Juan al tener una visión
divina del cielo. Solo puedo intentar imaginar cómo será estar ante el Rey de
Reyes. Al leer este capítulo mi corazón se une a los ancianos en declarar
“Santo, Santo, Santo.” Me llama la atención que Juan no encuentra las palabras
exactas con las que expresar la exquisitez de la belleza que observaba. Procura
de usar metáforas para comunicar la impresionante hermosura de la escena. Da la impresionan que las palabras
simplemente no alcanzan para describir la hermosura de lo que Juan vio:
"Y al instante yo
estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el
trono, uno sentado.
Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de
jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en
aspecto a la esmeralda.
Y alrededor del
trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro
ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.
Y del trono
salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete
lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios."
Apoc.
4: 2 - 5
En
el Salmo 27, versículo 4, David derrama su corazón al expresar su deseo más
íntimo: Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de
Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y
para inquirir en su templo.” David no pedía saber de Dios o comprenderle. No,
él quería contemplar Su hermosura.
Eso es, tomar tiempo para darse un festín visual. Deleitarse. Es que la belleza
es algo hecho para ser admirado y gozado. Juan miró semejante grandiosidad ¡y
quedó sin poder respirar! Es así como nosotras queremos que nos miren. Queremos
asombrar con nuestra belleza. ¡Que queden sin aliento al vernos! Esto no
implica que queremos tomar el lugar de Dios, sino que Él ha implantado en
nosotras Su esencia, somos hechas a Su imagen ¡y esa belleza merece ser
admirada!
Si
quieres ver la máxima creación de Dios, te invito a pararte frente al espejo.
Observarte bien. Quizás sea la primera vez en tu vida que lo hagas con
detención. ¿Has luchado con aceptar quién y cómo eres? Tal vez alguna vez le
quisiste preguntar a Dios por qué te hizo así. Conozco a tantas mujeres quienes
sonríen al mundo y lloran en privado. Son historias tristes que tienen raíz en
la falta de auto aceptación. Qué terrible es tener que vivir día tras día con
alguien a quien no aceptas, o no quieres.
Si
yo pudiera, cambiaría unas cuántas cosas de mi persona. ¿Y tú? Queremos cambiar
diferentes partes de nuestro cuerpo porque estamos disconformes con ellos. Esto
sucede cuando nos miramos bajo la luz de las revistas de moda y los anuncios de
los medios de comunicación. Sin embargo, cuando nos vemos a la luz de la
Palabra de Dios, nos podemos ver de otra manera.
Padre Amado
Tu belleza es indescriptible. Quiero mirarme a la luz de tu hermosura y ver Tu belleza en mi. Ayudame a hacerlo, y a ser cada día más como Tú - cada día más bella.
Amén
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