martes, 8 de julio de 2014

CREE SOLAMENTE

Jesús, le respondió: No temas; cree solamente. (Lucas 8:50)

Dios te ha hecho para grandes cosas. Él, siendo Creador del Universo, tiene una escala gigante, de proporciones universales. Te creó con un propósito que es mayor de lo que imaginas. Antes de nacer, Él ya escribió Sus planes para ti. El  Salmo 139(v. 13 y 16) explica eso:
Tú fuiste quien formó todo mi cuerpo;
Tú me formaste en el vientre de mi madre.
Tus ojos vieron mi cuerpo en formación;
todo eso estaba escrito en tu libro.
Habías señalado los días de mi vida
cuando aún no existía ninguno de ellos.

En otras palabras, antes de que nacieras, Dios ya te había formado como Él quería que fueras. No es coincidencia que seas como eres. Cada pelo, tus ojos, tu estatura, tu carácter y todos los otros detalles de quién eres fueron PLANEADOS por Él. ¿Cómo planeas algo? Lleva tiempo, debes establecer tus objetivos, prestas atención a los detalles y ves cómo ponerlo en práctica.

Él te hizo así, porque así eres PRECIOSO y no te cambiaría por nada. Aquello que Dios escribió para tu vida, antes de tu nacimiento, tiene gran parte que ver con quién y cómo eres. Él ha puesto en tu ser las herramientas para que lleves a cabo Su plan para ti.

Quizás digas entonces  ¿Y qué me dices de todas las cosas feas que me pasaron? ¿Y qué de las cosas que tengo que no son lindas?

Primero, no todo lo que nos sucede es parte del plan de Dios. Él tiene el plan perfecto para tu vida, pero lo debes escoger y buscar. En otras palabras, tu decisión lo pone en acción. Muchas de las cosas desagradables que nos suceden son un resultado de decisiones erradas: nuestras o de otras personas. Él permite que estas cosas sucedan; esto no implica que sean lo que Él hubiese escogido para nosotros. En Su gran misericordia, si le amamos “todas las cosas nos ayudan a bien”. Aún nuestros errores Él los convierte en bendición.

En segundo lugar, tenemos que aprender a vernos como Dios nos ve. Antes de conocer a Cristo, hay un velo espiritual que impide que entendamos muchas cosas.Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.”( 2 Corintios 3:16) Entonces podremos ver como Él ve, y eso incluye a nosotros mismos. ¿Cómo te ve Dios? Ve una vencedora, una guerrera, una doncella pura y bella, una campeona.


Hace un tiempo, tuve una visión que me impactó y me perturbó un tanto. Me he visto parada sobre un peñasco. Estaba vestida en ropas viles – sucias y rotas. Estaba descalza y sucia. Mirando hacia arriba me vi a mí misma sobre un lugar mucho más alto. Esa yo estaba vestida de ropas blancas e impecables. Entre los dos lugares había un gran abismo, imposible de pasar. Pregunté a Dios qué significaba y Él me hizo entender: es así como Él me ve. Perfecta, preciosa, exitosa. Esa yo había alcanzado la plenitud en Él. La primera yo, la que estaba sucia y vil es como muchas veces me siento y cómo tiendo a verme: llena de limitaciones, problemas y luchas. Me estaba animando a levantar la vista; para ver lo que se viene, lo que Él tiene preparado. Me estaba instando a tener fe y confianza; y a seguir adelante hasta alcanzar la plenitud en Cristo. Ese abismo es imposible de cruzar yo sola. ¿Pero qué es un abismo para Dios? Entendí. “Solo vas a llegar a las alturas si confías en Mí. Tengo cosas preciosas preparadas para tu vida; pero si las querés, vas a tener que confiar. Yo no te voy a dejar caer. Ahora pues, no temas, hija mía (Rut 3:11)”

Anímate a soñar. No temas proyectarte hacia aquello que está escrito en tu corazón, porque fue tallado ahí por las manos del Señor. Por más que aparenta ser más que imposible, Él es más que capaz de hacerla realidad en tu vida. No temas; cree solamente.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.