Todo en esta vida está sujeto al cambio. Todo. Menos Dios.
Él es el único quien es el mismo ayer, hoy y por siempre. Aparte de Él, todo en
nuestras vidas cambiará. El cuerpo cambia, nuestras opiniones y gustos cambian,
las épocas cambian y así sucesivamente.
Hay personas quienes se resisten a los cambios y algunas
quienes los abrazan. El cambio no es malo cuando produce el bien. ¿Sabías que
Jesús habló de cambios muy importantes? Él se refirió a ellos en Lucas 13:18 al
21. Habló de dos cosas que sufren y causan cambio.
Primero Él dijo que el Reino de Dios es como la semilla
de mostaza. De esa semillita tan diminuta nace un árbol gigantesco. Esto es crecimiento. Es Su deseo que seamos así.
Resultase que somos chiquitas sin demasiado que ofrecer a simple vista, como
esa semillita. 1 Corintios 1:27 aclara que Dios eligió lo vil de este mundo
para avergonzar a los sabios. Una semillita, que fácilmente se pierde y que por
su aspecto externo uno diría que no tiene mucha potencial. Sin embargo, plántalo
en tierra fértil, riégala y verás. Llegarás a tener una planta que da frutos,
sombra y hogar para muchos animales. Muchos al mirarnos no darán siquiera cinco
centavos por nosotras. Dios ve nuestra potencial. Sabe cuál será el resultado y
que muchos serán bendecidos a través de nuestras vidas.
Luego Jesús habló de la levadura. Conocemos los efectos
que produce esta sustancia. Un poco de levadura hace crecer la masa, produce
una reacción que afecta a todo lo que le rodea. Esto es influencia. Tú influyes en el lugar donde estás, creando una
reacción que produce cambios. Romanos
1:16 nos da un paso hacia la influencia auténtica: no me avergüenzo del
evangelio. Mientras más vivas para Cristo, mientras más estés dispuesta a
rendir tu ser a Él, más afectarás a todo lo que te rodea.
Tanto el crecimiento como la influencia llevan tiempo. Ningún
árbol se hizo grande en una noche; a la masa se le da tiempo para que se
hinche. Nosotras también vivimos un proceso que lleva tiempo, pero estas dos
características nos identifican: crecimiento e influencia.
Te animo a examinar tu corazón y tus decisiones hoy. ¿Ha
habido crecimiento en tu vida últimamente? No miremos el crecimiento económico
ni otro, sino el espiritual ¿Estas más cerca del Señor hoy que ayer? ¿Puedes
observar los frutos del Espíritu en tu vida (Gálatas 5:22, 23)? ¿Qué tipo de influencia estas ejerciendo sobre
los que te rodean? ¿Habla tu vida de Cristo? Dios siempre ha querido impulsarte
hacia arriba. Te puede pedir cosas difíciles, pero siempre con un propósito.
Estando cerca de Él en tu vida habrá crecimiento y serás
de influencia. Asegúrate de acercarte a Él cada día y lo demás se dará por sí
mismo. Busca primero el Reino de Dios y Su justicia. Lo demás será añadido.
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