¿Alguna vez te diste cuenta que Dios nos desafía siempre?
Él no te dejará tranquila y cómoda ahí donde estas. Te impulsará a más siempre.
Su Palabra inquieta, apasiona y promueve. Él busca transformarnos. Nos lleva
siempre más y más cerca del diseño original – Su diseño perfecto para cada una.
La manera en que hace esto es tan hermosa que no solo nos
enamoramos de Él sino también de la vida. Jamás hizo Dios algo que no haya sido
para tu bien. Quizás mires atrás y te preguntes cómo es que cierta cosa tan
terrible que te haya pasado puede ser para tu bendición. No todo lo sucedido lo
hizo Dios. Tenemos adversarios, el principal del cual es el diablo. Otras personas
nos hacen daño y, hay que admitirlo, nosotras mismas nos hacemos daño con
decisiones a veces muy erradas.
Romanos 12:21 nos enseña: No seas vencido por el mal,
sino vence el mal con el bien. Esto se aplica en diferentes contextos:
Las personas quienes te han hecho daño, ámalos. El amor
es el poder de Dios en acción y desarma al enemigo.
Las experiencias que has vivido y por las que estés
pasando hoy, examínalas de cerca con la ayuda del Espíritu Santo. En ellas hay
lecciones de valor incalculable. No aceptes al auto lástima. La única persona
quien es víctima es aquel quien decide serlo. Levántate. Que lo vivido te sirva
para volar aún más alto.
Cuando el mal existe dentro de tu mente, conscientemente
tome la decisión de vencerlo con el bien. ¿Cómo se logra esto? Doy ejemplos prácticos.
Cuando una situación con alguien te quebranta o te hace enojar, tome la decisión
de no dar vueltas al tema en tu cabeza. Ore, perdone y bendice. El mal será
vencido y estarás en paz. Otro ejemplo: cuando alguien te dice algo, no saques
conclusiones propias. Decide creer que la gente quiso decir algo bueno en vez
de pensar cosas como “No me quiere”,”Me miente” o peor. Cuando desarrollas este
hábito, tu corazón está protegido porque no piensas más allá de lo que te dicen.
Al final, si alguien quiso decirte algo malo, y creíste lo bueno, ¡el mal no te
afecta y por lo tanto está vencido!
La palabra “reaccionar” significa responder o actuar como
respuesta a un estímulo. En nuestras relaciones, esto implica que algo que
sucede o que alguien dice causa una respuesta nuestra – sin haberlo pensado o
analizado antes. Cuando estamos cansadas, estresadas o hartas (¿quién no ha
estado ahí?) corremos el riesgo de reaccionar, y eso nunca será bueno. Ese mal hábito
solo puede ser vencido con el bien. El bien de la oración y tiempo en la
presencia del Señor para ser transformadas por Él, el bien del autodominio y el
bien del amor.
Sé que esto no es fácil. Nadie ha alcanzado aún la
perfección, pero esto no significa que nos podemos dar el lujo de acomodarnos
en donde estamos. Es tiempo de avanzar y de vencer el mal con el bien.
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