Todo
ser humano necesita saber que es importante. Es una parte de nuestra naturaleza
humana. El saber que uno tiene importancia es un factor muy importante para el
desarrollo sano y equilibrado de cada persona. Permite el desarrollo de una
autoestima saludable. No me refiero a un sentimiento de orgullo o al
autoconcepto inflado, sino a poder ver que importamos. Si uno se siente sin
importancia, se siente triste. Un niño quien crece sin valor es un chico con un
terrible déficit emocional. Una mujer quien no es valorada es alguien quien tiene
mucha lucha dentro de su corazón.
Cuando
Samuel fue a la casa de Yesé él sabía que iba para ungir al nuevo rey de
Israel, solo que no tenía idea de quién iba a ser. Hijo tras hijo, un hombre
tras otro pasó frente a él. Cada uno tenía aspecto de rey pero el Señor fue
claro: No es éste. Entonces las palabras de Samuel resuenan.
Y
le preguntó: “Estos son todos tus hijos?” Yesé respondió:”Falta uno, que es el
menor, pero él anda cuidando las ovejas.” Y Samuel le dijo: “Manda a traerlo,
porque sin él no podemos sentarnos a la mesa.”
1 Samuel
16:11
¡Qué
incómoda situación! La comida estaba lista, la mesa servida, cada uno había
sido examinado y no había pasado la prueba. Todos parados ahí con hambre y sin
permiso de comer. “Hasta que llegue nadie come”. Es que David era importante. El
jovencito quien era relegado a los campos y en quien nadie siquiera había
pensado era tan central para el desarrollo del plan de Dios que todos le tenían
que esperar.
No
creas las mentiras del diablo. Él quiere que creas que nadie se dará cuenta si
no estás, que lo que haces a nadie le interesa y que las cosas que no tienes
son las que te darán valor. A menudo cuestionamos nuestro propio valor. Nos fijamos
en cosas superfluas como nuestra figura, preparación académica o balance bancario
y nos sentimos insuficientes. Pero Dios no se fija en esas cosas. Él mira el
corazón. Sabe cuál es el propósito al cual te llama y te viene a ungir. Sencillamente
dice que hasta que tú estés donde debes estar, nadie avanza. El Señor te espera.
Él no quiere comenzar sin ti. Eres importante.
El
tema de la importancia es una moneda de dos lados. Necesitamos ser valoradas y necesitamos valorar.
Es cuestión de dar y de recibir. ¿Cómo puedes hoy dar valor a los que te
rodean? ¿Cómo puedes hablar para reafirmar a otros que ellos son importantes? A
veces es solo cuestión de cambiar nuestra forma de hablar, que nos lleva a
pensar de una forma diferente y a nosotras mismas nos restablece como personas
de valor.
Debes
entender que tienes valor por ser hija de Dios y creación Suya, que sobre tu
vida hay un llamado específico y personal y que Dios te ha tenido en Su corazón
desde antes de la fundación del mundo. Él no empezará sin ti. No le hagas
esperar más.
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