lunes, 30 de noviembre de 2015

SU VOLUNTAD


No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

Mateo 7:21

A veces nos encontramos frente a situaciones en las cuales simplemente no sabemos cómo actuar. No tenemos en claro qué decisión tomar, ni por cuál camino ir. Queremos hacer lo correcto, pero nos preguntamos acera de las posibles consecuencias y nos quedamos congelados.

En Mateo Jesús habla claro: Los hijos de Dios hacen Su voluntad. ¿Cómo puedo saber cuál es la voluntad de Dios, para poder hacerla? Para saberlo debo ser sensible al Espíritu Santo. Diariamente tengo que depender de Él.

Dios desde siempre ha tenido un deseo: el de estar contigo. Quiere estar contigo, hablar contigo y compartir la vida contigo. Quiere encaminar tus pasos hacia lo que Él ha preparado, pero para eso le tienes que buscar.


Pon al Señor como prioridad número uno en tu vida. Separe tiempo para compartir con Él. Lea Su Palabra. Háblale. Escúchale. Esto se llama una relación y es lo que siempre quiso contigo. Él te revelará cosas grandes y ocultas, te hará entender misterios y te mostrará el camino de Su voluntad.

Señor
Gracias porque aún en tu grandeza e omnipotencia, quieres estar conmigo. Te pido perdón porque muchas veces dejé que otras cosas compitieran contigo por mi tiempo y mi atención. Me comprometo en buscarte más. Te amo y deseo más que cualquier otra cosa estar cerca de Ti. Ayúdame. Guíame. Muéstrame Tu voluntad.

Amén

sábado, 28 de noviembre de 2015

LA NECESIDAD Y LA LUZ


Muéstrame Tu misericordia por la mañana, porque en Ti he puesto mi confianza. Muéstrame el camino que debo seguir, porque en tus manos he puesto mi vida.
Salmos 143: 8

A veces no sabemos hacia dónde ir. Queremos lograr cosas grandes ¿pero cómo? En nuestro corazón arde la pasión pero nuestras vidas a menudo demuestran todo lo contrario. Entonces ¿qué se hace para lograr los sueños?

The Grand Central Station (La Terminal de trenes de la ciudad de Nueva York) abrió sus puertas en el año 1913. Costó más de $2 billones según la apreciación actual y tardó diez años en terminarse.

La idea para el edificio llego a su diseñador, William J. Wilgus, en sus propias palabras “como una ráfaga de luz”. “Fue lo más audaz que se me había ocurrido,” dijo. En una carta de tres páginas Wilgus expuso sus ideas revolucionarias a sus superiores. Propuso un cambio completo de edificio y de locomotores. Explicó que la locomoción a vapor estaba contaminando la ciudad; que los trenes antiguos no alcanzaban rápidamente la velocidad adecuada, lo cual causaba accidentes; y abogó por una gran construcción de doce pisos que generaría muchos ingresos con los alquileres de oficinas, lo cual permitiría el mantenimiento del servicio de trenes. Nadie la había pedido a Wilgus que hiciera este proyecto. El hombre vio una necesidad y desde su corazón surgió una propuesta – la más excelente. Se dice por el edificio de la Gran Terminal que es el que mejor expresa el sentir de la ciudad de Nueva York.

Líder es aquel quien ve una necesidad y busca dar una solución. No siempre tiene él o ella todas las respuestas. Más bien no las tiene, ni tampoco la capacidad de ofrecer las soluciones. Lo que marca la diferencia entre quién avanza y quien no es la predisposición de hacer todo lo que pueda y dejar en las manos del Dios Todopoderoso aquello que no puede. La Biblia está llena de historias de personas con esas características. En la Palabra no encontrarás a nadie más o menos humano que tú y yo. Aún con falencias, dificultades y pecados ellos avanzaron en el poder del Señor. A veces con fuerza, a veces tímidamente, pero avanzaron. Estaban dispuestos a tomar el riesgo y ser obedientes. No hay de otra.

Wilgus se arriesgó al presentar un proyecto revolucionario. Cualquier le podría haber dicho que era un desquiciado. Sin embargo logró la construcción de un edificio emblemático tanto para su ciudad como para el mundo entero. El ejemplo de su audacia y decisión es inspirador hasta el día de hoy.

¿Qué hay alrededor tuyo que precisa de una respuesta? ¿Hay alguna necesidad a la cual tú, aún con mucho esfuerzo, puedas dar la solución? No creas que tendrás todas las respuestas de manera mágica, ni que debas esperar estar capacitada para poder hacer algo. Dios busca tu entrega. Así podrá usarte para las grandes cosas que ha diseñado.


Una lección más nos enseña la construcción de la Gran Terminal. Cuando Wilgus lo diseñó tomó en cuenta la ubicación del edificio de acuerdo con la luz. Su plan era que la luz solar bañara el salón central, creando un aire de majestuosidad. Como se puede apreciar en la foto de la época, esto se logró a la perfección. Sin embargo, con el paso de los años la construcción de muchos edificios altos alrededor de la terminal ha llegado a impedir que la luz del sol siguiera haciendo este espectáculo. ¿La lección? No permitas que otras cosas, deseos o siquiera personas impidan la entrada de la Luz a tu vida. El plan de Dios siempre ha sido llenarnos de Su presencia y brillar en nosotros.

Alumbra con tu presencia a este siervo tuyo, y enséñame tus estatutos.
Salmo 119:135


¡Ánimo! No temas. Siga adelante con fe y sirva a los demás. Responda a las necesidades de la gente y deja que la luz de Cristo brille en y a través de ti.

jueves, 26 de noviembre de 2015

SIN PREVIO AVISO


Un día llegaron. Sin previo aviso atacaron. El repentino estallido de las armas la habían asustado y lo primero que hizo fue correr en búsqueda de los niños. Su instinto fue meterlos a todos bajo la gran mesa del comedor. Era de madera gruesa y calculó rápidamente que los protegería en alguna medida si es que caía algo de arriba. Durante horas estuvieron allí escondidos ella, la abuela y los chicos. Los niños lloraban primero, espantados por los golpes de los misiles contra los edificios de alrededor. Luego se calmaron, viendo el sosiego de ella. Ellos no sabían que ella sabía actuar.  Por milagro ni un misil tocó su casa.

Con el paso de las horas ella se dio cuenta que no podrían quedarse más tiempo allí. Solo era cuestión de tiempo para que el enemigo llegara hasta donde estaban. Su esposo, quien no había estado en casa cuando comenzó todo, no había vuelto y ya se preguntaba si lo volvería a ver. Junto a la abuela hizo planes para escaparse de allí con las cuatro criaturas. Esa madrugada, a la hora en que los zarandeos cesaban por un rato, ellos salieron por detrás de la casa con lo poco que podían llevar e hicieron camino a no sabía dónde.

Cuando llegaron a los cerros que rodeaban el pueblo encontraron que muchos habían hecho el mismo plan. La mayoría eran mujeres y niños. En silencio se juntaron. Mientras más estaban más chance tendrían de sobrevivir. ¿Será que alguien los ayudaría? ¿Algún país o pueblo ofrecería auxilio?


El camino fue muy duro. Largas semanas les llevó llegar hasta la frontera. Por el camino quedaban solamente cuando era muy necesario. A veces encontraban un arroyo donde recargaban sus botellitas, pero más a menudo pasaban sed. La comida era muy escasa y las horas de sueño un deseo lejano. Demasiadas veces tuvieron que quedar para hacer con las manos una pequeña fosa donde dejaban los sueños de alguna de las madres enterrados bajo la tierra.

En la frontera una leve esperanza encontraron. El país vecino, con la ayuda de la ONU ofrecía “ayuda temporal” para los refugiados de la guerra. Al ver el campamento ella no sabía si reír o llorar. El alivio de haber encontrado dónde descansar y estar a salvo la sobreseyó; pero no pudo evitar derramar lágrimas al recordar su hermosa casa y jardín. Había sido un lugar de paz, donde ella y su esposo habían creado un hogar lleno de amor. En esa casa habían nacido sus bebés. Siempre estuvo llena de risas y juegos, y el aroma de la mejor comida casera. Todo había cambiado tan pronto. Todo se había perdido sin previo aviso.

En Lucas 15 Jesús habla de la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo perdido. Él obviamente está haciendo énfasis en que le importa mucho lo perdido. Nada se le escapa. Nadie se le escapa. Lastimosamente resulta demasiado fácil para nosotras perder de vista  que Él está muy cerca. Con nuestras vidas agitadas, cuentas que pagar e imagen que mantener en un descuido nos sentimos perdidas. Él quiere que sepamos que tenemos tanto valor para Él que jamás descansará mientras uno esté perdido.

Las estadísticas son alarmantes: cerca de 6.000.000 de sirios han huido de sus hogares por la guerra; 3.800.000 de refugiados de esa nación han sido acogidos por los países vecinos; y 185.000 pedidos de asilo de personas de otras nacionalidades fueron formulados a Europa en el primer trimestre del 2015.

¿Puedes imaginar lo que ha de ser vivir esa experiencia? La vida es tan frágil y sin embargo nos damos el lujo de poner nuestra confianza en lo que tenemos. ¿Y si lo perdemos todo? ¿Dónde estará puesta nuestra fe entonces?

La historia contada aquí podría ser la de miles de mujeres desplazadas en este tiempo. Para el Señor nada tiene que ver las ideologías o el trasfondo político de ningún pueblo. Para Él es muy sencillo: están perdidas; y es por los perdidos que Él dio su vida. Las ama a ellas tanto como te ama a tí y me ama a mí. ¿Quién soy yo para mostrarme indiferente ante aquello que a mi Padre le apasiona? Él tanto amó al mundo (al mundo) que dio Su Hijo unigénito… (Juan 3:16). No descansará hasta encontrar lo perdido. Yo tampoco.  ¿Estarémos trabajando a favor de los perdidos cuando Él vuelva, sin previo aviso?

Dedicado a cada mujer luchadora de cualquier nación, tribu o pueblo quien, a pesar de haberlo perdido todo, no se ha rendido. Clamo a mi Padre por tu vida y por tu familia.

lunes, 23 de noviembre de 2015

MISERICORDIA SIN FIN

Mas tú, Señor, eres Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad;
Salmos 86:15

El diccionario define a la misericordia como la inclinación a sentir compasión por los que sufren y ofrecerles ayuda. Es por excelencia una cualidad de Dios, por la cual perdona los pecados de las personas. Si nosotros somos misericordiosos es porque hemos adquirido algo del carácter de Dios.

De acuerdo al Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, la misericordia es el aspecto compasivo del amor hacia el ser que está en desgracia o que por su condición espiritual no merece ningún favor. ¿Quiénes son esos seres en desgracia? De hecho todos estuvimos en dicha condición alguna vez y aún existen muchas personas que no han encontrado a Dios. ¿Acaso puede existir mayor desgracia para el ser humano?

La buena noticia es que la Biblia destaca la misericordia de Dios como una disposición suya que beneficia al hombre pecador y claramente estipula que tenemos salvación por su misericordia.
El amor de Dios nunca se acaba. Él es lleno de misericordia.
  
La vida de Manasés, el decimocuarto rey de Judá ilustra esta verdad a la perfección. El capítulo 21 del segundo libro de nos cuenta su historia. Comenzó a reinar a los doce años e hizo muchas abominaciones. Edificó altares a otros dioses, hasta en el templo de Jehová. El versículo 6 nos cuenta que pasó sus hijos por fuego. Esto quiere decir que sacrificó a sus propios hijos a estos dioses. Buscó la intervención de adivinos y encantadores. Se excedió en hacer lo malo ante los ojos de Jehová, hasta encender Su ira.  Quizás lo peor de todo esto es que no son hechos aislados en la vida de un hombre. Como él era rey, era líder; y como tal, el pueblo se perdió detrás de su mal ejemplo. “Hizo extraviarse a Judá”.

Nadie quien es líder debe perderse de vista que no trata solamente de uno mismo. Lo que hace tiene un efecto de ola. Alcanza a muchos. Por las consecuencias de nuestro ejemplo en los demás tendremos que rendir cuentas ante Dios. Al final, nada es nuestro, todo es Suyo; y el lugar de liderazgo que tenemos implica que nos ha confiado lo que más atesora: la gente.

La historia de Manasés no termina ahí. A menudo el Señor tiene que usar una mano dura para enseñar las lecciones más importantes. Esto hizo con Manasés y Judá. “Y habló Jehová a Manasés y a su pueblo, más ellos no escucharon; por lo cual Jehová trajo contra ellos los generales del ejército del rey de los asirios, los cuales aprisionaron con grillos a Manasés, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia.” (v. 10 y 11) Dios mismo trajo a estos reyes enemigos hasta Judá para cumplir lo que Él quería: la transformación de los corazones. ¡Qué lección tan profunda para nosotras! Dios permite cosas terribles. A veces es un castigo pero siempre es para bien. Él quiere transformarnos. a menudo el camino más duro es lo único que logra eso.

Manasés sufrió pero tomó la mejor decisión: Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres (v. 12). ¡Se acordó de Dios en la hora de aflicción!  “ Y habiendo orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su oración y lo restauró a Jerusalén, a su reino. Entonces reconoció Manasés que Jehová era Dios.” (v.13)

¡Cuán grande es la misericordia de Dios! El pasado de Manasés era terrible, grandes eran sus ofensas; pero Dios jamás rechazó un corazón humillado. Este rey fue transformado. Su cautiverio lo llevó a los pies del Señor y nunca más fue igual. Quitó de Judá los altares y los dioses, reconstruyó los muros de la ciudad de David, reparó el altar e hizo sacrificios de paz y alabanza a Dios. “y mandó a Judá que sirviesen a Jehová Dios de Israel.” (v.16)

Manasés deriva de la voz griega nashah, que quiere decir "olvido". Es en una traducción literal "el olvidado" o "el que hace olvidar". A través de la vida de este rey vemos como Dios, quien es fiel y lleno de amor, en Su misericordia borra el pasado y hace todo nuevo.

Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto que, a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos. (¡Es solo por la gracia de Dios que ustedes han sido salvados!)

Efesios 2: 4 y 5 (NTV) 

sábado, 21 de noviembre de 2015

ESPERÁNDOTE

Todo ser humano necesita saber que es importante. Es una parte de nuestra naturaleza humana. El saber que uno tiene importancia es un factor muy importante para el desarrollo sano y equilibrado de cada persona. Permite el desarrollo de una autoestima saludable. No me refiero a un sentimiento de orgullo o al autoconcepto inflado, sino a poder ver que importamos. Si uno se siente sin importancia, se siente triste. Un niño quien crece sin valor es un chico con un terrible déficit emocional. Una mujer quien no es valorada es alguien quien tiene mucha lucha dentro de su corazón.

Cuando Samuel fue a la casa de Yesé él sabía que iba para ungir al nuevo rey de Israel, solo que no tenía idea de quién iba a ser. Hijo tras hijo, un hombre tras otro pasó frente a él. Cada uno tenía aspecto de rey pero el Señor fue claro: No es éste. Entonces las palabras de Samuel resuenan.

Y le preguntó: “Estos son todos tus hijos?” Yesé respondió:”Falta uno, que es el menor, pero él anda cuidando las ovejas.” Y Samuel le dijo: “Manda a traerlo, porque sin él no podemos sentarnos a la mesa.”
1 Samuel 16:11

¡Qué incómoda situación! La comida estaba lista, la mesa servida, cada uno había sido examinado y no había pasado la prueba. Todos parados ahí con hambre y sin permiso de comer. “Hasta que llegue nadie come”. Es que David era importante. El jovencito quien era relegado a los campos y en quien nadie siquiera había pensado era tan central para el desarrollo del plan de Dios que todos le tenían que esperar.

No creas las mentiras del diablo. Él quiere que creas que nadie se dará cuenta si no estás, que lo que haces a nadie le interesa y que las cosas que no tienes son las que te darán valor. A menudo cuestionamos nuestro propio valor. Nos fijamos en cosas superfluas como nuestra figura, preparación académica o balance bancario y nos sentimos insuficientes. Pero Dios no se fija en esas cosas. Él mira el corazón. Sabe cuál es el propósito al cual te llama y te viene a ungir. Sencillamente dice que hasta que tú estés donde debes estar, nadie avanza. El Señor te espera. Él no quiere comenzar sin ti. Eres importante.

El tema de la importancia es una moneda de dos lados.  Necesitamos ser valoradas y necesitamos valorar. Es cuestión de dar y de recibir. ¿Cómo puedes hoy dar valor a los que te rodean? ¿Cómo puedes hablar para reafirmar a otros que ellos son importantes? A veces es solo cuestión de cambiar nuestra forma de hablar, que nos lleva a pensar de una forma diferente y a nosotras mismas nos restablece como personas de valor.


Debes entender que tienes valor por ser hija de Dios y creación Suya, que sobre tu vida hay un llamado específico y personal y que Dios te ha tenido en Su corazón desde antes de la fundación del mundo. Él no empezará sin ti. No le hagas esperar más.

viernes, 20 de noviembre de 2015

DECIDO VENCER


¿Alguna vez te diste cuenta que Dios nos desafía siempre? Él no te dejará tranquila y cómoda ahí donde estas. Te impulsará a más siempre. Su Palabra inquieta, apasiona y promueve. Él busca transformarnos. Nos lleva siempre más y más cerca del diseño original – Su diseño perfecto para cada una.

La manera en que hace esto es tan hermosa que no solo nos enamoramos de Él sino también de la vida. Jamás hizo Dios algo que no haya sido para tu bien. Quizás mires atrás y te preguntes cómo es que cierta cosa tan terrible que te haya pasado puede ser para tu bendición. No todo lo sucedido lo hizo Dios. Tenemos adversarios, el principal del cual es el diablo. Otras personas nos hacen daño y, hay que admitirlo, nosotras mismas nos hacemos daño con decisiones a veces muy erradas.

Romanos 12:21 nos enseña: No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien. Esto se aplica en diferentes contextos:

Las personas quienes te han hecho daño, ámalos. El amor es el poder de Dios en acción y desarma al enemigo.

Las experiencias que has vivido y por las que estés pasando hoy, examínalas de cerca con la ayuda del Espíritu Santo. En ellas hay lecciones de valor incalculable. No aceptes al auto lástima. La única persona quien es víctima es aquel quien decide serlo. Levántate. Que lo vivido te sirva para volar aún más alto.

Cuando el mal existe dentro de tu mente, conscientemente tome la decisión de vencerlo con el bien. ¿Cómo se logra esto? Doy ejemplos prácticos. Cuando una situación con alguien te quebranta o te hace enojar, tome la decisión de no dar vueltas al tema en tu cabeza. Ore, perdone y bendice. El mal será vencido y estarás en paz. Otro ejemplo: cuando alguien te dice algo, no saques conclusiones propias. Decide creer que la gente quiso decir algo bueno en vez de pensar cosas como “No me quiere”,”Me miente” o peor. Cuando desarrollas este hábito, tu corazón está protegido porque no piensas más allá de lo que te dicen. Al final, si alguien quiso decirte algo malo, y creíste lo bueno, ¡el mal no te afecta y por lo tanto está vencido!

La palabra “reaccionar” significa responder o actuar como respuesta a un estímulo. En nuestras relaciones, esto implica que algo que sucede o que alguien dice causa una respuesta nuestra – sin haberlo pensado o analizado antes. Cuando estamos cansadas, estresadas o hartas (¿quién no ha estado ahí?) corremos el riesgo de reaccionar, y eso nunca será bueno. Ese mal hábito solo puede ser vencido con el bien. El bien de la oración y tiempo en la presencia del Señor para ser transformadas por Él, el bien del autodominio y el bien del amor.


Sé que esto no es fácil. Nadie ha alcanzado aún la perfección, pero esto no significa que nos podemos dar el lujo de acomodarnos en donde estamos. Es tiempo de avanzar y de vencer el mal con el bien.

jueves, 19 de noviembre de 2015

BRECHA DE CONFIANZA


La Biblia dice que es maldito el hombre quien confiara en el hombre. ¡Cuántas veces he escuchado a personas citar ese texto cuando alguien la haya fallado! Como si fuera que se hacen recordar que lo que les ha pasado es consecuencia de un “pecado” suyo – el de haber confiado en alguien.

Debemos tener mucho cuidado de entender fuera de contexto la Palabra de Dios al considerar solo parte de la misma. Mire lo que dice el versículo completo: Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. (RV1960) la NTV es aún más clara: Esto dice el Señor: "Malditos son los que ponen  su confianza en simples seres humanos, que se apoyan en la fuerza humana y apartan el corazón del Señor." 

Dios no quiere que Sus hijos seamos personas desconfiadas. Nunca fue su intención enseñarnos que si confiamos en alguien le hemos fallado a Él. Somos sus hijos. En otras palabras ¡somos familia! En una familia debe existir la confianza.

Lo que el Señor aclara es que nos maldice el poner nuestra confianza más en los hombres que en Él. Cuando dejamos que las relaciones o negocios con personas reemplacen la relación y trato con Él, nosotros mismos nos hemos sentenciados. En un sentido práctico ¿qué significa esto?

Buscar consuelo en los brazos de alguien antes de llevar nuestras penas a Cristo; confiar en los consejos de personas sin haber hablado con Dios; necesitar hablar con el novio o el esposo cuando a Dios le dejamos con las ganas de escuchar lo que hay en nuestro corazón; y así. Son ejemplos que ilustran que no es malo relacionarnos, recibir consejos y disfrutar del apoyo de quienes nos rodean, pero jamás podrá reemplazar una relación profunda con el Señor.

La vida está minada de experiencias diversas y no todas son buenas. A veces la gente nos lastima y nos engaña. Entonces ¿qué hacemos cuando nos fallan? Es sencillo. Busca a Dios. No corras a otras personas a contarles qué pasó. No hables mal de nadie ni te hundas en el auto lastima. Simplemente ve a Dios, cuéntale de corazón lo que ha pasado y cómo te sientes, perdona y suéltalo. Luego siga adelante. No hace falta que te auto flageles por el error de haber confiado en alguien. Sencillamente, no fue un error. Todo obra para el bien de los que aman al Señor, hasta lo más difícil.


Levanta tu cabeza y da gracias a Dios por todo lo que has vivido y por cada persona quien ha entrado a tu vida. Y confía.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

GRAN POTENCIAL


Todo en esta vida está sujeto al cambio. Todo. Menos Dios. Él es el único quien es el mismo ayer, hoy y por siempre. Aparte de Él, todo en nuestras vidas cambiará. El cuerpo cambia, nuestras opiniones y gustos cambian, las épocas cambian y así sucesivamente.

Hay personas quienes se resisten a los cambios y algunas quienes los abrazan. El cambio no es malo cuando produce el bien. ¿Sabías que Jesús habló de cambios muy importantes? Él se refirió a ellos en Lucas 13:18 al 21. Habló de dos cosas que sufren y causan cambio.

Primero Él dijo que el Reino de Dios es como la semilla de mostaza. De esa semillita tan diminuta nace un árbol gigantesco. Esto es crecimiento. Es Su deseo que seamos así. Resultase que somos chiquitas sin demasiado que ofrecer a simple vista, como esa semillita. 1 Corintios 1:27 aclara que Dios eligió lo vil de este mundo para avergonzar a los sabios. Una semillita, que fácilmente se pierde y que por su aspecto externo uno diría que no tiene mucha potencial. Sin embargo, plántalo en tierra fértil, riégala y verás. Llegarás a tener una planta que da frutos, sombra y hogar para muchos animales. Muchos al mirarnos no darán siquiera cinco centavos por nosotras. Dios ve nuestra potencial. Sabe cuál será el resultado y que muchos serán bendecidos a través de nuestras vidas.

Luego Jesús habló de la levadura. Conocemos los efectos que produce esta sustancia. Un poco de levadura hace crecer la masa, produce una reacción que afecta a todo lo que le rodea. Esto es influencia. Tú influyes en el lugar donde estás, creando una reacción que produce cambios.  Romanos 1:16 nos da un paso hacia la influencia auténtica: no me avergüenzo del evangelio. Mientras más vivas para Cristo, mientras más estés dispuesta a rendir tu ser a Él, más afectarás a todo lo que te rodea.

Tanto el crecimiento como la influencia llevan tiempo. Ningún árbol se hizo grande en una noche; a la masa se le da tiempo para que se hinche. Nosotras también vivimos un proceso que lleva tiempo, pero estas dos características nos identifican: crecimiento e influencia.

Te animo a examinar tu corazón y tus decisiones hoy. ¿Ha habido crecimiento en tu vida últimamente? No miremos el crecimiento económico ni otro, sino el espiritual ¿Estas más cerca del Señor hoy que ayer? ¿Puedes observar los frutos del Espíritu en tu vida (Gálatas 5:22, 23)?  ¿Qué tipo de influencia estas ejerciendo sobre los que te rodean? ¿Habla tu vida de Cristo? Dios siempre ha querido impulsarte hacia arriba. Te puede pedir cosas difíciles, pero siempre con un propósito.

Estando cerca de Él en tu vida habrá crecimiento y serás de influencia. Asegúrate de acercarte a Él cada día y lo demás se dará por sí mismo. Busca primero el Reino de Dios y Su justicia. Lo demás será añadido.


martes, 17 de noviembre de 2015

ASUNTOS PENDIENTES


 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: “Mujer, quedas libre de tu enfermedad.” Y en el mismo instante en que Jesús puso las manos sobre ella, la mujer se enderezó y comenzó a glorificar a Dios.
Lucas 13:12,13

Dieciocho años es mucho tiempo. En ese tiempo, un bebé se convierte en un hombre, grandes proyectos se realizan y muchos cambios ocurren. Para la mujer de Lucas 13 fueron dieciocho años de dolor y rechazo. Durante todos esos años ella había sido encorvada, afligida por un espíritu de enfermedad.

¿Espíritu de enfermedad? Escucho tu pregunta. Sí, ella fue afligida, no poseída, por un espíritu. Sin embargo, esta mujer ¿dónde estaba? Estaba en el templo. Ella no puso excusas ni pretextos para no ir a la casa de Dios. “Me siento cansada”, “Hace mucho calor y en la iglesia no hay aire acondicionado”, “No me gusta el grupo de alabanza que va a tocar hoy”. Ella no era así. A pesar de su dificultad y dolor, ella iba al estudio bíblico. ¡Necesitamos comprender que estar en la casa de Dios es un privilegio y no dejar pasar ni una oportunidad de estar ahí!

Llamativo es que esta mujer, quien asistía al templo, era atacada y durante tanto tiempo por un espíritu maligno. Hay quienes dicen que el diablo no puede tocar a un hijo u una hija de Dios. Mentira. Él es como león rugiente que anda buscando a quien devorar. Si bien no puede evitar tu entrada al cielo, hará todo lo posible para que sufras antes de llegar ahí. Cada día tomamos nuestra cruz. En otras palabras, cada día me examino, muero y soy libre. Un día que dejo de hacerlo es un día que abro una puerta al enemigo.

¿Cuál es nuestra actitud ante una persona quien dentro de la iglesia resulta sufrir influencia o hasta posesión por el enemigo? ¿Los vemos como “pecadores ejemplares”? Esto fue la actitud del principal de la sinagoga. Él solo vio la transgresión a la Ley (que en realidad no lo fue) y no valoró a la persona de la mujer. Tampoco comprendió la responsabilidad que Dios había puesto en sus manos, que no era la de imponer la Ley, sino la de amar y cuidar a Sus ovejas.  La actitud de Jesús es la que debemos de tener.

Él la miró y la tuvo compasión. Vio su dolor y su corazón se conmovió. La llamó y la hizo libre. En el mismo instante ella se enderezó y comenzó a glorificar a Dios. ¡Imagina cuán gran cambio para ella! Años en un estado deplorable, y con un toque del Maestro todo cambió. Así es nuestra realidad también. No sé cuántos años te llevó llegar a recibir Su toque sanador, pero sé sin falta que antes de eso, tanto tú como yo andábamos dolidas, enfermas y afligidas. ¿Acaso hay paz fuera de Cristo? Sin embargo, un día llegó su poder a nuestra vida, y todo cambió.

A veces nos sentimos como esta mujer. Tenemos muchos asuntos pendientes y quizás nadie, ni nuestros líderes religiosas, se dan cuenta. Quizás hasta vemos que a ellos no le importamos. Quiero decirte que la actitud de otros hacia ti no define quien eres. Quien te conoce, te ama y te establece es Jesús. El mismo quien enderezó a esa mujer, te quiere tocar hoy. ¡Te ama con pasión! Quiere cortar en tu vida toda influencia maligna, quiere sanarte y quiere llenarte de gozo. Él te defiende y te guarda. No se olvidó de ti. Llévale hoy de nuevo tu corazón y deja que Él trate con los asuntos pendientes de tu vida.

El Señor está en medio de ti, y te salvará con su poder; por ti se regocijará y se alegrará; por amor guardará silencio, y con cánticos se regocijará por ti.

Sofonías 3:17

lunes, 16 de noviembre de 2015

UNA MUJER MAYOR


No importa a qué te dediques o si tienes o no estudios y preparación. Si has estado en el camino del Señor por un tiempo, eres una mujer mayor.

Epere. No se moleste. Ese tema de ser “mayor” a las chicas no nos gusta hoy porque sabemos bien que la sociedad en que vivimos es orientada hacia la juventud y la belleza física. Pongamos las cosas en perspectiva.

No vivimos según las reglas del mundo. Los sistemas de esta sociedad no nos rigen. Es la Palabra de Dios lo que nos guía; y en ella está escrita que tu valor se encuentra en Cristo, no en tus medidas; en tu obediencia, no en tus capacidades; y en tu relación con Él antes que en una relación con otro.

Cuando estas cerca del Dios Vivo, Él te infunde vida (Juan 10:10). Te enseña (Romanos 15:4) y te guía (Salmos 119:133). Hace que todas las cosas obren para bien (Romanos 8:28), reconfirma tu identidad (Romanos 8:37) y te llena de amor (Romanos 5). En términos sencillos, te transforma.


¿Has sido transformada por Dios? Entonces eres una mujer mayor. Tienes mucho que dar. Dios es claro: “Esas mujeres mayores tienen que instruir a las más jóvenes” (Tito 3: 4). Tú, quien tienes tanto para dar ¿Qué estás esperando para hacerlo?

sábado, 14 de noviembre de 2015

LA FUNCIÓN DEL PASADO


Los que confían en el Señor están seguros como el monte Sión; no serán vencidos, sino que permanecerán para siempre.
Salmos 125:1

Cuando no comprendemos el valor de aquello que nos sucedió, fácilmente se convierte en un ancla. Hay personas quienes corren tanto del pasado que no pueden tomar un paso hacia delante. No subestimo lo terrible que puede haber sido lo que viviste. Le estoy diciendo que si ya pasó, ya no tiene por qué impedir tu avance, a no ser que tú lo permitas.

¿Qué haces cuando las dificultades de la vida te llevan al fondo del pozo? ¿Cómo sigues adelante cuando terminas en cero? A menudo creemos que nuestro fracaso es tan terrible o nuestra debilidad tan agobiante, que no somos dignos de seguir adelante y mucho menos de triunfar. Esto es mentira.

El que cree en Dios es fuerte y firme, no por mérito propio sino por Quién le sostiene. El hijo de Dios no tiene una vida más fácil; pero tiene la victoria asegurada si permite que las luchas y aún los fracasos le impulsen hacia delante. Vivimos Romanos 8:28 porque todo nos ayuda a bien. Las circunstancias pasadas y las experiencias vividas pueden ser dolorosas pero cuando se lo permitimos a Dios, Él todo lo usa para bendición.

Es crucial comprender que en la vida hay estaciones. No me refiero a las etapas naturales de la vida humana – la niñez, la adolescencia, etc. – sino a periodos establecidos de manera personal en nuestro caminar. Algunas de estas estaciones pueden ser muy difíciles. Necesitamos identificar esas etapas y, a pesar de la dificultad, gozarnos en ellas. Cada una trae crecimiento y victoria, a pesar de las luchas que pueden conllevar.

Al observar la vida de José vemos que él vivió estaciones. En la primera fue un muchacho soñador en la casa de su padre. Ahí fue criticado y odiado y, a causa de los celos de sus hermanos, vendido y llevado a Egipto. Luego llegó la etapa de la de la casa de Potifar, donde sufrió acoso y calumnia; y la de la cárcel, en la que mostró sus talentos pero fue olvidado. La siguiente estación corresponde al palacio. Reivindicado, sirvió como el segundo en rango en todo el mundo conocido. Al final recibió a sus hermanos, los perdonó y fue reconciliado con su familia.

José dijo: “Ahora pues, no os entristezcáis ni os pese el haberme vendido aquí; pues para preservar vidas me envió Dios delante de vosotros.” Había madurado. Las estaciones que había pasado le habían moldeado hasta ser un hombre entendido en los tiempos de Dios. Al mirar la vida de José, uno ve tanto dolor. La mayor parte de las estaciones que vivió no fueron fáciles; sin embargo, cada una cumplió una función en su corazón. Fue moldeado y transformado por Dios a través de lo que vivió. Si no había pasado por esas estaciones ¿habría estado preparado para gobernar a Egipto?

Dios no desea cosas pequeñas para Sus hijos. Él es extraordinario y todo lo que hace también lo es. ¿Por qué no ves que eso te incluye a ti? Él es ilimitado y siempre da más de lo que le pedimos. Quien pone límites a lo que hace somos tú y yo. Jeremías 29:11 aclara que el Señor nos dará el fin que esperamos. ¿Qué estas esperando? Espera cosas grandes y prepárate porque Él te dará aún más. Sin embargo, entienda también que las estaciones son como escalones. Nos ayudan a subir a nuevos niveles si pasamos la prueba que traen. Existe un costo a pagar, lo cual nunca será fácil. Aún así, valdrá la pena.

El pasado tiene una función: la de ser tu trampolín. Has sido creado para grandes cosas. No permitas que lo que te haya sucedido te mantenga donde estas hoy. Perdone, suelte y sea libre. Mira al pasado en los ojos, dale gracias por lo que te enseñó y despídete. Es tiempo de avanzar. 

viernes, 13 de noviembre de 2015

LA MEJOR OFRENDA


“¿Por qué estas enojado? ¿Por qué ha decaído tu semblante? Si haces lo bueno, ¿acaso no serás enaltecido? Pero, si no lo haces, el pecado está listo para dominarte. Sin embargo, su deseo lo llevará a ti, y tú lo dominarás.”
Génesis 4:6, 7 (RVC)


Caín había traído al Señor una ofrenda. Sin embargo, esa ofrenda no cumplía con los requisitos  de Dios. Los sacrificios para el Señor debían derramar sangre. Esto representaba a Aquel quien, en sacrificio perfecto, después vendría a derramar Su preciosa sangre por nosotros. Cuando Caín trajo su ofrenda de fruto de la tierra, al Señor él estaba diciendo, “Esto lo haré a mi manera”; y así no es cómo funciona.

A menudo hacemos lo mismo. Queremos decirle, “Así es como quiero. Así lo haré”. Nuestro Padre siempre sabe qué es mejor para nosotros. Nos pide obediencia porque Él sabe qué nos conviene. Nuestra vida, nuestras decisiones, nuestro caminar no serán efectivos mientras solo esté conforme a nuestros preceptos.

El mundo de hoy enseña que cada uno construye su propia verdad. ¡Mentira! Con esa misma mentira el diablo le engañó a Eva, diciéndole que ella podía escoger qué hacer sin enfrentar las consecuencias. Desmintió lo que había dicho el Señor. Existe una sola Verdad y lo encontrarás desde Génesis 1 hasta Apocalipsis 22. Nosotros debemos ajustarnos a esa Verdad, sin querer doblarla para que cumpla con nuestros preceptos. De lo contrario, nosotros debemos ir moldeándonos conforme a ella. La Palabra de Dios es viva y eficaz. Trae renovación, restauración y transformación -  si lo permites. Exige un corazón sincero hacer eso.  Salmos 19: 7 dice “La ley del Señor es perfecta: reanima al alma.” La Palabra de Dios es Su ley y no nos aplasta, nos levanta; no nos oprime, nos liberta; no limita sino otorga.

Las palabras de Dios a Caín nos enseñan muchas cosas.  Es llamativo que Él, quien sabía exactamente qué le pasaba a Caín, se refiere a su expresión externa: “¿Por qué  te ves así?” ¿Qué demuestra tu semblante hoy? Tu rostro, la manera en la que caminas, tus ojos, ¿qué dicen acerca de tu corazón? Decimos ser la iglesia victoriosa ¿pero eso lo demostramos? Es una cosa decirlo, y completamente otra serlo.

La actitud de Caín demostró que él no tenía un corazón sano. Cuando Dios rechazó su ofrenda, lo tomó de manera personal. Se sintió rechazado como persona. Dios había rechazado su ofrenda, no a él. He visto vez tras vez como personas hacen lo mismo.  Cuando algo no sale como quieren, o cuando reciben un “No” cuando querían un “Sí”, lo toman al pecho y se ofenden. Exige madurez e humildad comprender que las circunstancias no define quién uno es.

Caín tuvo una elección. El Señor le aclara que si escoge lo bueno él sería enaltecido; y que si no escoge lo bueno, “el pecado está listo para dominarte”. Dios se refería a la actitud del corazón de Caín. Le estaba diciendo que si no corregía esa actitud, las puertas hacia el pecado se abrirían. La NTV lo expresa claramente: “¡ten cuidado! El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte, pero tú debes dominarlo y ser su amo.” Dios le alienta a Caín, diciéndole “Aunque este momento es crucial y debes decidir, Yo sé que  puedes vencer.”  


Caín no se corrigió y tal como Dios le había advertido, el pecado lo dominó. La  condición de su corazón lo llevó a cometer el primer asesinato de la historia. ¡Cuán importante es la actitud! Cómo decides responder ante una situación definirá lo que después vendrá. ¿Cuál es la ofrenda de tu corazón hoy? Escoge lo bueno. Escoge obedecer

Tú puedes vencer.

jueves, 12 de noviembre de 2015

FUERTE TODAVIA

Dios nos desafía constantemente a seguir Sus preceptos y no los del mundo. Esto no es solo en un sentido espiritual. En lo práctico de la vida también Él quiere que seamos guiados por Su Palabra y que nuestra forma de pensar sea sustituida por la Suya. Esto es un desafío directo a nuestra forma de vivir. Estamos obligados a examinarnos, sin excusas, y ajustar o directamente sustituir lo que hemos adquirido por lo que Él nos quiere dar.

Lastimosamente muchas personas creen que los años de la juventud nos son dados para crecer, prosperar y avanzar; pero que cuando llegamos a los cuarenta, todo es cuesta para abajo. Pregunto ¿de dónde sacan esa idea? Tantas veces en mi vida he escuchado las palabras, “Los jóvenes son el futuro.” ¡Qué mentira tan grande! El futuro pertenece a quien respira; y mientras sigamos respirando tendremos qué hacer y responsabilidad por ello. Pensar que a cierta edad puedes descansar es conformarte con menos que todo.

La responsabilidad por nuestra generación no se acaba hasta el día que muramos. Querer pasar la responsabilidad por el futuro a la generación que nos sigue, es buscar una excusa barata por la pereza. Mientras esté viva, seguiré aprendiendo, sirviendo y adorando. Decido aplicarme para dejar un estándar tan alto que los que siguen tengan que esforzarse para superarme. Entonces habré servido bien a la generación que viene detrás.

Dios tiene un plan para tu vida, y en ninguna parte de la Biblia afirma que ese plan mengua porque alcanzas cierta edad. De lo contrario, a mayor entendimiento mayor desafío, mayor responsabilidad y mayor logro. ¿Cómo alcanzaremos la plenitud de Su voluntad si ponemos excusas y pretextos?

Caleb había recibido una promesa de parte de Dios a través de Moisés. A los cuarenta años había sido enviado a espiar la Tierra Prometida y había traído un informe positivo. Dijo Caleb a Josué, cuarenta y cinco años después de eso: “…y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón. Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios.” Caleb era un hombre fiel a Dios. Había caminado toda su vida de la mano de su Padre, y esto se veía en cómo vivía y obraba. No podemos pretender alcanzar cosas extraordinarias si operamos con nuestras fuerzas. Solo podremos hacerlo si, al igual que Caleb,  seguimos a Jehová nuestro Dios.

En el momento en que Josué y Caleb están teniendo esa conversación, los dos están pisando la Tierra Prometida. Caleb está recordando la promesa a pesar de que han pasado décadas. Le dice a Josué así: “Entonces Moisés juró diciendo: Ciertamente la tierra que holló tu pie será para ti, y para tus hijos en herencia perpetua, por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios.” Él no se había olvidado. ¡Esa promesa seguía ardiendo en su corazón, y él sabía que se tenía que cumplir! ¿Cuál es la promesa que Dios ha hecho a tu corazón? Debes saber que esa promesa se cumplirá y que no está sujeta al tiempo de este mundo sino al tiempo perfecto de Dios.

A los ochenta y cinco años dijo Caleb a Josué: Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día…” Él seguía siendo tan fuerte como antes. Por favor, note que él lo sabe y lo declara. Sus fuerzas no han menguado. Se siente fuerte porque sabe de dónde viene su fortaleza. ¿De dónde viene tu potencia? Si has estado pensando que tus fuerzas se acaban ¿será porque no estás dependiendo de Quien sostiene en todo tiempo?


No importa la edad que tengas o la situación que estés viviendo, Dios tiene cosas maravillosas preparadas para ti. Avance con fe y reciba de Él ese monte. 

*Este artículo fue publicado en la Revista SomosUno en el año 2014. La foto es de Rafael Gomez.