El 8 de junio del 1972 marcó la vida de Kim Phuc
Phan Ti para siempre. Había ido con su familia al templo de su pueblo, Trang
Bang, en el sur de Vietnam. Un piloto vietnamés confundió al grupo de civiles por
tropas enemigas y lanzó bombas sobre ellos. Los mencionados proyectiles
contenían una sustancia altamente inflamable que quemó y mató a muchos de
ellos.
La foto icónica que ganó el Premio Pulitzer de
ese año demuestra a Kim corriendo desnuda por la calle después de haberse
arrancado sus ropas en llamas. En ese ataque murieron muchos parientes suyos.
Ella y sus hermanos, quienes aparecen también en la foto, fueron separados de
su madre en el caos causado por las explosiones. La imagen demuestra el horror
de la guerra que destruye la vida de inocentes. Se considera que contribuyó a
que pusieran final a la Guerra de Vietnam unos meses después.
Según ella, ese día sucedieron tres milagros. El
primero fue que, a pesar de tener quemaduras en la mayor parte de su cuerpo,
las plantas de sus pies estaban sanas y por eso pudo alejarse corriendo. En
segundo lugar, ella se desmayó apenas se sacó la fotografía y el fotógrafo,
Nick Ut, la llevó a un buen hospital en Saigón. El tercer milagro se produjo
más tarde ese día cuando la madre de Kim la halló en el hospital.
Estuvo internada durante catorce meses y fue
sometida a diecisiete cirugías reconstructivas. Muy agradecida por la atención
médica, ella decidió dedicar su vida a la medicina. Sin embargo, aún tenía heridas que los
doctores no podían sanar. Ella misma describe su situación así: “Mi corazón
estaba más negro que el café fuerte. Deseaba haber muerta en aquel ataque. Ya
no quería vivir a causa del odio, ira y amargura que había en mí.”
En el segundo curso de medicina en la
Universidad de Saigon, encontró un Nuevo Testamento en la biblioteca, lo leyó y
entregó su vida a Jesús. Muy pronto entendió que Dios tenía un plan para su
vida.
Ella creía que ningún hombre la aceptaría a
causa de las desfiguraciones que tenía; pero en Cuba, donde siguió estudiando,
conoció a Bui Huy Toan y en 1992 se casaron. Pidieron asilo político a Canadá y
desde entonces viven en Toronto. Tienen dos hijos. En 1994 la UNESCO la nombró
embajadora de la Buena Voluntad y la Paz; y en 1997 creó la Fundación Kim Phuc
que provee asistencia médica y psicológica a niños víctimas de guerra. Kim da
conferencias acerca de cómo confrontar el dolor. En 2009 publicó un ensayo
titulado “El Largo Camino al Perdón”. Ha dedicado su vida entera a los niños víctimas
de la guerra en lugares como Uganda, Rumania, Tayikistán, Kenia, Ghana y
Afganistán.
Es muy dramática la historia de esta mujer, pero
sé que muchas de las que leerán este artículo habrán pasado por experiencias
que las han marcado profundamente. Quiero resaltar algo que todas debemos
entender: cada una decide qué hacer con el dolor. Kim pasó por mucho
sufrimiento, pero encontró sanidad en Jesús. Él es el Único quien restaura y
sana. Él nos pone de pie y nos restituye. Cuando permitimos al Señor obrar en
nuestras vidas, hasta las situaciones más dolorosas se convierten en ganancia.
Dios no fue el artífice de la angustia, pero te puedo asegurar que si se lo
permite, Él tomará lo que el enemigo diseñó para tu destrucción y lo usará para
llevarte a nuevas alturas. Convertirá tu malestar en tu mensaje y lo que
pareció ser una derrota, se mudará en victoria.
Y sabemos que a quienes aman a Dios todas las
cosas los ayudan a bien, es a saber, a los que conforme a su propósito son
llamados.
Romanos 8:28
Padre Amado,
te entrego mi dolor. Es más de lo que puedo soportar. Decido perdonar a las
personas que me han lastimado. Sé que tomarás aquello con lo que el enemigo me
ha querido matar y lo usarás para dar vida fresca a mi alma – solo Tú sabes
hacer eso. Por Tu gracia todas las cosas me ayudan a bien. Confío en Ti y me
rindo a Ti. Sáname, límpiame. Te amo.
Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.