sábado, 21 de junio de 2014

ÉL ESTÁ OBRANDO


José pasó por muchas circunstancias difíciles. Fue probado hasta llegar a donde Dios había dicho que llegaría. Cuando él era jovencito había tenido sueños en los que sus hermanos se postraron delante de él. Cuando les contó esto, ellos le maltrataron tirándole a un pozo y luego le vendieron a madianitas mercaderes quienes lo llevaron a Egipto. ¡Esto iba directamente en contra de lo que él había soñado!

Me pongo en los zapatos de José. Por cierto, él tenía una actitud algo orgullosa y esto no le hacía fácil de querer, pero sospecho que él amaba a sus hermanos y deseaba su aceptación. ¡Cómo duele cuando las personas a quienes más amamos son las que más nos lastiman! Imagino que cuando a José le sacaron de ese pozo para venderlo él habrá estado muy mal. Fuera de los golpes físicos, los golpes al corazón lastiman mucho más fuerte. Le veo a él parado ahí, ya sin la túnica que le dio su padre, sucio, con más de un moretón y con el corazón roto.

La vida puede ser tan dura. En una oportunidad yo le había preguntado al Señor cuántas veces un corazón puede ser roto. Con el tiempo Él me mostró que no importa cuántas veces nuestro corazón se rompe, Él toma los pedazos y los une de vuelta – y lo hace quedar mejor que antes.

José va a Egipto y sucede todas las cosas que leemos en Génesis 39 al 41. Fue un trayecto largo y muchas pruebas pasó. Sin embargo, Dios fue formando a José y preparándole para lo que tenía planeado. Llegó al palacio; fue nombrado gobernador por el mismo faraón; y administró a Egipto de manera sobresaliente durante los años buenos y luego durante los malos. Es en ese contexto que llega a suceder algo.

¿Recuerdas los sueños que él había tenido? Quizás durante años el mismo José los había olvidado. Génesis 42:9 dice así: “Entonces se acordó José de los sueños que había tenido de ellos…”. Está parado ahí, ya no con una túnica de colores dado por Jacob, sino con vestimenta real dada por el rey de Egipto; ya no sucio y golpeado, sino impecable y perfumado; ya no con el corazón roto sino con la firmeza de corazón dado por un caminar con el Señor. Dios había probado y aprobado el carácter de José (Salmos 105:19); y había llegado el momento del cumplimiento del sueño. El propósito de Dios en la vida de José no fue enaltecerle ante sus hermanos. En Génesis 45:5 José revela cuál ha sido ese propósito: “para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.” Dios tiene un propósito para tu vida. Es categórico - ¡lo tienes que creer! Lee Jeremías 29:11 si tienes alguna duda acerca de esto.


Raras veces el Señor hace cumplir Su propósito de la noche a la mañana. Hay un proceso, un caminar que hay que pasar con Él, para ser probada, aprobada y promocionada. Tu carácter será puesto a prueba pero tienes que saber que llegará el momento en que se va a ver el cumplimiento de lo que Él te ha prometido. Lo más probable es que, al igual que José, las circunstancias parecieran ir en contra del sueño. Quizás hasta hayas olvidad del sueño porque tanto tiempo ha pasado. Él no. Lo que Dios ha dicho, se hará. No pierdas la fe, no vuelvas para atrás. ¡Él está obrando!

Señor
Creo en Tu Palabra. Creo que lo que me has prometido, se cumplirá cuando sea el tiempo marcado. Ayúdame a no olvidar Tus promesas y a caminar con firmeza hacia la meta. !Te amo y sé que me amas! Gracias por amarme, por guiarme y por sostenerme cada día.
Amén

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