miércoles, 18 de junio de 2014

ORANDO SIN CESAR: APRENDIENDO MÁS


La oración, como todo lo que tiene que ver con el Señor, no tiene una fórmula infalible. Dios es creativo y libre, y quiere que nosotros también lo seamos. Quiere que le busquemos y quiere sorprendernos. Si nos imponemos demasiadas reglas lo más probable es que perdamos lo mejor del tiempo de intimidad con Dios.

Sin embargo, hay elementos de la oración que son significativos siempre. Cómo lleves a cabo estos elementos depende de ti.

La primera es la alabanza y la adoración. Abren los cielos y rompe las tinieblas. No es coincidencia que cuando Jesús enseñó a orar, lo primero que dijo fue, “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre…”. No intentes usar “frases celebres” mientras alabas y adoras al Padre. Simplemente expresa cuán maravilloso es con tus propias palabras. El Salmo 150 nos exhorta a alabarle con todo tipo de instrumento, haciendo ruido de celebración a nuestro Padre.

La segunda parte de la oración que menciono es la acción de gracias. Las Escrituras nos enseñan a dar gracias en todo. A Dios le agrada que seamos personas agradecidas. Quien agradece no se queja. El agradecimiento y la queja son dos actitudes opuestas y no pueden cohabitar. La queja estanca, el corazón agradecido avanza.  Siempre tendrás por qué estar agradecido. Recordarte nada más de lo que hizo por ti en la cruz y serás inundado de agradecimiento. “Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre.Dice Salmo 100:4

Mañana veremos la última entrega acerca de la oración. Confío que esto te ayude y te anime a pasar más tiempo en la presencia de Dios. Podemos poner cualquier otra actividad de lado, sabiendo que la mejor inversión de todas es el tiempo que pasamos de rodillas.

Te invito a que hoy pongas en práctica estos dos pasos. Alaba a  tu Señor, y dale gracias de corazón.

Te alabo, Señor. Exalto Tu nombre. Me humillo ante Ti, reconociendo Tu grandeza y poder. Seas enaltecido aquí en la tierra – en mi vida, en mi casa y en mi nación. Agradezco Tu misericordia y Tu bondad. Gracias por haberme perdonado y por aceptarme siempre con los brazos abiertos.

Amén 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.