lunes, 16 de junio de 2014

PIEDRAS VIVAS


Pedro había escuchado muchas cosas de Jesús y todas le desafiaron a más. En un momento le dijo, “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” Me pongo en los zapatos de este hombre. ¿Cómo te sentirías si Dios te dijera algo así? La mayoría de las personas anhelamos escuchar de Dios algo acerca de nosotras mismas. Pedro las recibió y me pregunto cómo se habrá sentido. ¿Desafiado? ¿Asustado? ¿Presionado?

No puedo adivinar qué habrá sentido él pero puedo decirte que me siento sumamente emocionada por lo que Pedro dice en 1 Pedro 2: Y ustedes son las piedras vivas con las cuales Dios edifica su templo espiritual. Además, son sacerdotes santos. Por la mediación de Jesucristo, ustedes ofrecen sacrificios espirituales que agradan a Dios.
La iglesia no es una construcción, en el sentido que no trata de cuatro paredes y un techo sino de personas. Somos la iglesia. Somos la novia de Cristo. Sin embargo, somos como una construcción en que cada creyente en Cristo es parte de un cuerpo grande. Con nuestras vidas, Dios construye Su Reino.

Jesús le había dicho a Pedro que sobre él iba a edificar la iglesia y así fue. Él fue el pionero en muchas cosas en la iglesia primitiva y desde ese tiempo la iglesia ha continuado siempre hacia delante. Tú y yo somos hoy piedras vivas. Somos parte de algo grande que Dios hace, pero no como simples piedras, ¡sino piedras vivas! Esa palabra lo cambia todo. Las piedras son para colocar en el muro con argamasa y que queden ahí. Son usadas por el constructor para hacer una pared, y terminó. No somos simples piedras. Es porque somos vivas que somos individuales, especiales y apreciadas. Seguimos creciendo y podemos inspirar, servir y amar.

Tú y yo somos piedras vivas – partes de lo que Dios está construyendo y a la vez preciosas en Sus manos. La expresión "piedras vivas" me parece que de una manera muy especial se puede aplicar a las mujeres. Tenemos que ser fuertes y resistentes; y sobre nosotras se construyen muchas cosas: relaciones, la familia, la casa, otras vidas. De nuestras vidas nace vida. No solamente de nuestro vientre, sino también de nuestro corazón, palabras y acciones. Mujer, Dios te ha dado la capacidad de dar vida a través de tu vida. Recibe de Él todo lo que necesites para hacerlo; y nunca dudes de tu importancia en Su obra ni de tu lugar en Su corazón.

Padre, gracias por tomarme en Tus manos y usarme en lo que estás haciendo. Gracias por permitirme serte útil, y por nunca descuidarme. Aunque usas mi vida para bendecir, en Tu gran misericordia nunca has dejado de bendecirme. Me has dado vida y vida en abundancia. Te serviré y te amaré por siempre.

Amén

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