Una
de las cosas más difíciles de esta vida ha de ser esperar. No soy una persona
impaciente, pero sí soy activa y me gusta organizar mi tiempo. Cuando puedo
conseguir hacer rendir el tiempo y lograr los objetivos, estoy feliz. Cuando
por alguna razón esto no sucede, me siento muy frustrada. Esperar nos enseña a
confiar en el Señor, en Su plan y en Su tiempo. Déjame decirte que Dios mucho
me ha hecho esperar en esta vida.
Un
personaje Bíblico quien también esperó muchísimo es José. Cuando muchacho él
sabía que estaba destinado a grandes cosas. Ya a esa temprana edad tuvo sueños
en los que su familia se postró ante él. El precio que pagó fue ser rechazado,
atacado y vendido por sus propios hermanos. Pareciera que los planes de Dios
habían sido restringidos, pero no. Dios sabe lo que hace.
Más
de una vez José se habrá sentido olvidado y hasta fracasado. Quizás en algún
momento haya recordado los días de su juventud en Israel, cuando vestía la
túnica de muchos colores y declaraba sus sueños sin temor. Fue vendido,
explotado, calumniado, acosado, encarcelado y olvidado. Pasaron años desde que
sus hermanos le vendieron a los viajeros hasta que el copero se recordó del
hombre quien había interpretado su sueño en la prisión.
¿Fue
fácil su camino? ¿Fue corto? De ninguna manera. Tuvo que pasar por muchas
situaciones contrarias que costaron años antes de poder llegar al palacio. Uno
diría que no fue justo, pero necesitamos entender que aún en los tiempos de
Dios hay propósito.
Salmo
105:19 revela ese propósito, tanto en la vida de José como en la tuya y en la
mía. “Hasta que llegó el momento de cumplir sus sueños, el Señor puso a prueba
el carácter de José.” Los sueños que José había tenido cuando joven se los dio
Dios. Fueron Su promesa para la vida de José. Dios había escrito un plan para
este hombre y desde temprano le había revelado parte de ello, pero faltaba algo
muy importante; y ese versículo de Salmos nos muestra qué es: Dios puso a
prueba el carácter de José.
A
través de cada batalla o por medio de cualquier tempestad estamos siendo
probados. Es a través de este proceso que nuestro carácter está siendo
desarrollado. Dios no se apresura porque tiene designios importantes que
lograr: nuestro desarrollo como personas. Quizás hayan pasado años desde que
recibiste la Promesa de Dios a tu corazón. Tal vez parezca hoy que las
circunstancias te hayan alejado de Su plan. Te invito a que confíes. Él no ha
dejado de obrar; y aún en las dificultades Él tiene un propósito para tu vida –
está desarrollando tu carácter. Al igual que José, cuando llegue el tiempo,
nada podrá impedir que ocupes el lugar que Él desde antes escogió para ti.
Señor,
Ayúdame a confiar. Veo muchas circunstancias adversas, pero sé que estoy en Tu mano
y que estas obrando. Descanso en Tu plan y en Tu tiempo. Moldéame y ayúdame a
ser rápida en aprender. Permítame aprobar cada prueba y ten la libertad de
formarme conforme a Tu voluntad. Tu amor me asombra. Gracias por amarme así.
Amén
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