lunes, 30 de junio de 2014

A SU IMAGEN


Dios nos ha hecho talentosas, inteligentes, capaces y trabajadoras. También nos ha dado una tremenda fortaleza espiritual. Además de todo esto, puso en nosotras una de las características más atrayentes de Su persona: Su belleza. Esto no significa que Adán haya sido feo. Significa que Dios volcó en la mujer algo diferente y muy especial. Dios no se equivoca.

Él hizo al hombre (entiéndase humanidad) a Su imagen, pero plasmó Su belleza en nosotras, las damas. Esto no quiere decir que fuimos creadas solamente para ser bellas. Tampoco significa que Él quiere que seamos perfectos ejemplos de hermosura - que tengamos el cabello, las ropas y el maquillaje perfectos todo el día y que sonriamos suavemente sin decir nada. Establezcamos algunas verdades:
  1. El concepto de Dios de la belleza no es siquiera parecido al concepto que tiene el mundo de lo que es bello.
  2. Nuestro concepto de belleza ha sido torcido por el mundo en el que vivimos.
  3. Ser bella es un privilegio, no una condenación.

Quizás algunas mujeres estén maneando la cabeza en este momento, diciendo “Ser bella es un castigo. Lo sé bien.” La belleza se convierte en motivo de dolor cuando está expuesta al enemigo. En otras palabras, el mundo y muchos hombres juzgan a la belleza solo por lo que ven; y lo quieren manipular, dominar y usar. Es el antiguo juego sucio de la sexualidad perversa, y ha hecho a muchas mujeres maldecir su propia hermosura a través de la historia.

Otras quizás crean que el asunto de la belleza es una condena porque ellas no se consideran hermosas. Otras tal vez sienten la tremenda presión de ser bellas según las normas sociales; y les cuesta mucho mantenerse o tratar de hacerlo. ¡Qué terrible es saber que hoy día niñas de menos de 10 años se preocupan por su peso y la marca de ropa que usan! Los medios sociales insisten en que la belleza es solo exterior y esto influye mucho en cómo nos estimamos.

¡Dios no quiere nada de esto para nosotras, chicas! Que quede bien claro: Él no mira el exterior, SINO EL CORAZÓN. No pretende que tengas un cierto peinado o uses una cierta ropa. No busca que bajes de peso o cambies el color de tu cabello. No te pide eliminar tus arrugas o canas. Él te ama. Punto. ¿Qué alivio saberlo, no? Hay alguien quien te ama con amor indescriptible, profundo y constante. Su amor no depende de cómo te veas, ni de lo que has hecho o no has hecho, ni de tus logros o fracasos, ni ninguna otra cosa. Simplemente te ama. Y VE TU BELLEZA.

Él te hizo como eres. Tomó su tiempo en cada detalle. Él te acepta y te ama. Ahora debes aceptarte y amarte también.

Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
Estoy maravillado,
Y mi alma lo sabe muy bien.
No fue encubierto de ti mi cuerpo,
Bien que en oculto fui formado,
Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
Mi embrión vieron tus ojos,
Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
Que fueron luego formadas,
Sin faltar una de ellas.
Salmo 139:13 al 16


Precioso Padre

Traigo a Tus pies mi auto concepto y te pido que me sanes. No quiero creer mentiras. Las rechazo en el nombre de Jesús. Creo Tu Palabra y abrazo Tu concepto de quien soy. Te agradezco por haberme creado como soy y te pido que me enseñes quién soy para Ti. Déjame ser llena de Tu belleza y que lo pueda mostrar al mundo cada día.

sábado, 28 de junio de 2014

LA DECISIÓN


La obediencia sencillamente no está de moda. Hoy una persona quien exige que se obedezca las reglas es tildada de autoritario. Cuando alguien establece límites claros entre el bien y el mal, se le acusa de juzgar a los demás. ¿Es más conveniente simplemente hacer lo que le parezca bien? La respuesta es no. Siempre nos convendrá conocer y obedecer los estatutos de Dios. Si lo puedo ajustar a lo que yo quiero, no es Verdad. La Verdad exige que yo me ajuste a ella. No construyo mi verdad, me dejo reconstruir por la Única Verdad.

En el versículo 73 del Salmo 119 David reconoce Quién es su Creador. Es por ahí que debemos comenzar. Reconocer la autoridad de alguien es mostrarse conforme con quien es. Dios nos hizo. Le pertenecemos. ¿Cómo no le hemos de obedecer?

Luego David pide entendimiento para comprometerse en aprender Sus mandamientos. Hay una sumisión sincera de parte de David. Le dice al Señor, “Tú me hiciste. ¿Cómo voy a rebelarme en contra de mi Creador? Enséñame y yo aprenderá.” Semejante actitud deleita al Padre.

El resultado de esta decisión es que los que también temen al Señor verán esto y se complacerán. Probablemente, esto no sucederá con los que no obedecen al Señor. Ellos están tan exhortos en sus propias cosas que están ciegos. Pero nosotras no somos así. Nuestros ojos están abiertos a lo que Dios hace y nos deleitamos en ello.

En el versículo 57 del mismo Salmo David se compromete a obedecer. “Mi porción es Jehová; he dicho que guardaré Tus palabras.” Él tomó una decisión. No era una persona perfecta. Había fallado. Había desobedecido; pero tomó la mejor decisión: la de guardar la Palabra de Dios.

Nuestro Dios es digno de confianza. Él jamás obra en nuestra contra. ¡Nos conviene obedecerle! Sus decisiones son las correctas y Su disciplina nos conviene (v. 75). Él nos disciplina porque es necesario, pero jamás nos abandona. Nos consuela (v. 76). Su misericordia nos da vida y Su Ley se convierte en una delicia (v.77).


Todo esto es lo opuesto a lo que el mundo nos quiere hacer creer. Tenemos que entender que nuestro Dios es bondadoso. Es un Padre sabio quien jamás nos haría daño. La mejor decisión que podemos tomar es la de vivir conforme a Su Verdad. Esto es obedecer.

Padre, 
Examina mi corazón y cámbiame. Quiero conocer Tus reglas, que entiendo que son para mi bien, y quiero obedecerlas. Me someto a Tu voluntad y declaro Tu Verdad sobre mi vida y mi familia. 
Amén

viernes, 27 de junio de 2014

SEGUIDORES

Hay cosas que existen ahora que hace pocos años ni imaginábamos podrían ser realidad. Por ejemplo, hoy día muchos toman en cuenta los seguidores. En las redes sociales impresiona ver que personas a uno le siguen; y seguimos a otros por diferentes motivos.

Seguir significa ir o estar después o detrás de una persona o cosa. Quiero hacerte una pregunta: ¿Dios te llamó a ser seguidora de alguien? La respuesta es negativa. Él te ha diseñado, formado y llamado a ser alguien y a  hacer algo que nadie más puede hacer. Sí, leíste bien. El propósito de Dios para tu vida es único. Quiere que lo abraces y que avances.

Esto no significa, por supuesto, que no es necesario tener líderes ni que debemos estar bajo autoridad. Por supuesto que sí. Lo que no debemos hacer es seguir los pasos de alguien, creyendo que esa persona puede darnos la Verdad. No por tener muchos seguidores levantamos una generación, logramos hacer un impacto positivo ni tenemos descendencia. Jesús nos encomendó la tarea de hacer discípulos, y no seguidores.

La gente que sigue a otros va a ir por el mismo camino que esa persona siguió – lo cual implica que cometerá los mismos errores y tendrá las mismas falencias; pero el discípulo es orientado según la Palabra para descubrir todo lo que Dios tiene para él o ella y lo que hará a través de ella. El discipulador es instrumento en las manos de Dios para la formación del discípulo.


En el tiempo de Jesús, muchas personas le siguieron a Él. Hoy día tú y yo tenemos un privilegio aún mayor: el de ser templo del Espíritu Santo. Él habita en nosotros. Somos uno con Él, y Él nos orienta y nos guía. 

Señor
Gracias te doy por ser el ejemplo perfecto. Gracias por los líderes que has puesto sobre mi. Los honro y los bendigo. Ayúdame a entender Tu voluntad para mi vida; y dame todo lo que necesite con tu orden de hacer discípulos. 
Amén 

jueves, 26 de junio de 2014

CONFÍA EN ÉL

Después el ángel del Señor vino y se sentó debajo del gran árbol de Ofra que pertenecía a Joás, del clan de Abiezer. Gedeón, hijo de Joás, estaba trillando trigo en el fondo de un lagar para esconder el grano de los madianitas. Entonces el ángel del Señor se le apareció y le dijo:¡Guerrero valiente, el Señor está contigo!
 —Señor —respondió Gedeón—, si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos sucede todo esto? ¿Y dónde están todos los milagros que nos contaron nuestros antepasados? ¿Acaso no dijeron: “El Señor nos sacó de Egipto”? Pero ahora el Señor nos ha abandonado y nos entregó en manos de los madianitas.
Entonces el Señor lo miró y le dijo:Ve tú con la fuerza que tienes y rescata a Israel de los madianitas. ¡Yo soy quien te envía!
—Pero, Señor —respondió Gedeón—, ¿cómo podré yo rescatar a Israel? ¡Mi clan es el más débil de toda la tribu de Manasés, y yo soy el de menor importancia en mi familia!
El Señor le dijo:
—Yo estaré contigo, y destruirás a los madianitas como si estuvieras luchando contra un solo hombre.
Jueces 6: 11 al 16

Cuando leo este pasaje por poco no veo mi nombre en lugar del de Gedeón. ¿Será que tú también te identificas con su personaje? Los tiempos eran difíciles y constantemente sufría ataques del enemigo. Cuando el ángel de Dios le habla, está trabajando a escondidos del enemigo. ¡Y el ángel le saluda diciendo “Guerrero valiente”! Luego él le responde resaltando la situación real de su nación y sus propias limitaciones. Al final, es de un clan débil, del cual él es el menor.

Todo lo que Gedeón dijo era cierto desde un punto de vista natural. Dios no ve así. Muchas veces nosotras nos fijamos solamente en nuestras propias limitaciones e incapacidades, cuando el Señor nos mira y dice “Guerrera valiente”. Es tan tentador decir “No puedo. No soy nadie. No tengo nada.” Las excusas abundan pero hay una realidad en la cual debemos fijarnos siempre: No se trata de quienes somos. Nada tiene que ver con nuestra propia capacidad.  Todo depende de cuánto confiamos en Él. No obedece a cómo  vemos al ver en el espejo sino es cuestión de cómo nos ve el Señor cuando depositamos nuestra fe en Él.

Tres cosas suceden cuando no  confiamos en el Señor:
(1) Sentimos que tenemos que tener el control de todo, y cuando se nos escapa nos desesperamos;
(2) Sentimos temor;
(3) Nos sentimos lejos y desconectadas de Dios.

Al depositar nuestra confianza en Dios:
(1)Tenemos paz a pesar de las dificultades;
(2)Miramos sin temor a la vida porque a nuestro lado está el Vencedor;
(3)Vivimos cerca de Él cada día.

Confiar es tener fe, y nuestra fe agrada a Dios. No tenemos que tener todas las respuestas. ¡A menudo no estamos siquiera seguras de cuál era la pregunta! No necesitamos cambiar al mundo en nuestras fuerzas. Salmo 119:105 nos aclara: “Tu palabra es una lámpara que guía mis pies  y una luz para mi camino.El Señor guiará cada paso y lucharás, y ganarás,  en Su nombre. Confía en Él.

Señor Fiel
Deposito en Ti mi confianza. Gracias por estar a mi lado y por luchar a mi favor. Ayúdame a no mirar las circunstancias sino a mirarte a Ti siempre. Guía mis pasos y que esté siempre cerca de Ti. ¡Te amo!

Amén

miércoles, 25 de junio de 2014

UN CORDEL ROJO

Tu pasado no define hasta dónde llegarás. Tantas mujeres sienten que están condenadas a cierto tipo de vida por sus faltas porque se sienten culpables, como si fuera que sus hechos han firmado una condena de la cual no puede escapar. Lo he visto vez tras vez en chicas quienes se han resignado a un existir triste por falta de recursos o a una relación abusiva porque cree que no hay salida. Si eso fuera verdad ¡quién sabe dónde estaría yo hoy! Ya no soy la que antes era porque hay Quien salva y rescata, y Su nombre es Cristo.

Una mujer quien también fue rescatada y transformada por Dios vivió en una ciudad fortificada llamada Jericó. Su nombre fue Rahab, que significa “feroz y osada como una tormenta”. Ella vivía en las zonas marginales de una ciudad grande y pagana; y se dedicaba a vender su cuerpo a hombres. Nos cuenta la Biblia de la existencia de su padre y de su madre, de hermanos y hermanas, pero no menciona un hombre – esposo, comprometido – entonces vemos que esta chica no tiene quién la defienda. No comparte su vida con un amor. Sin embargo, comparte su cuerpo con los que no la aman.

Las mujeres en aquel tiempo tenían muy poco valor para los hombres. Ella como prostituta habrá vivido aún más el rechazo y el juicio de la sociedad. Los hombres estaban para usarla pero no para cuidarla; y las mujeres la habrán rechazado abiertamente. En la sociedad antigua, las mujeres de vida fácil eran consideradas basura. Por lo tanto, difícilmente habrá podido tener amigas.

Ella vivió dentro del muro gigante de Jericó. Era la zona marginal – la parte que en caso de ataque recibiría la peor parte. Al final, esto fue un factor determinante para su participación en lo que cambiaría su vida por siempre. A veces las cosas más difíciles de nuestra vida son justamente lo que nos pone en lugar exacto en el tiempo perfecto.

Ella no conocía la ley y tampoco era parte del pueblo de Dios. ¡Ella era ciudadana del pueblo que iba a ser destruido! Sin embargo, entra a la promesa. Cuando escuchó buenas nuevas de lejanas tierras, las creyó y, por fe, ella y su casa fueron salvos. Entraron en unión eterna con el Dios de Israel y su pueblo escogido.

Muchas personas dicen tener fe en Cristo Jesús. El pueblo de Jericó tuvo fe en el Dios de Israel. Rahab comprobó esto al contar a los espías que los corazones de todos desmayaron y que el ánimo estaba decaído en todos. Ella manifestó que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra. La diferencia de la fe de Rahab a la fe del resto de las personas es que ella la puso en acción(Josué 2:1-7).  La fe es probada para ser aprobada– y solo es comprobada cuando es puesta en acción.
Rahab ató ese cordel rojo a su ventana. Fue un grito de socorro y fe. Ella ya no quería seguir viviendo como lo hacía. Había creído en el Único Dios Verdadero y ya no estaba dispuesta a seguir viviendo sin Él.  Rahab recibió misericordia por su fe genuina (Josué 6:21-25). Ella y su casa fueron salvos. Como si fuera poco, se integraron al pueblo de Israel y ella se casó para luego formar parte de la genealogía de Jesús. Cuando tomamos una decisión por Dios, esto nos impulsa a actuar con fe; y esto crea un impacto en nosotras mismas, en nuestro hogar y en las generaciones. ¡Ten fe! No te fijes en lo que ha pasado, sino mira al Señor y cree.
Gracias mi Señor Amado por tu inmensa misericordia. Gracias por amarme como lo haces. Yo sé que eres capaz de cambiar cualquier situación en victoria. No me fijo en las circunstancias y no me limita mi pasado – voy de Tu mano con firmeza, y abrazo todo lo que tienes preparado para mí. Aumenta mi fe y dame sabiduría para poder discernir Tu voluntad y hacerlo siempre.
Amén



martes, 24 de junio de 2014

EL AMOR DE UNA MUJER

Ser mujer puede ser motivo de desprecio en muchas culturas en esta tierra, pero cuando algún día rindamos cuentas ante el Rey no podremos justificar la inacción con la excusa, “Es que soy mujer.” Nos llama a marcar la diferencia y a subir más alto que nuestra cultura para hacer un impacto en nuestra generación. ¿Cómo? Con la hermosura, sencillez y compasión que nos caracterizan.

El mensaje de hoy se basa en el capítulo 3 de Isaías, versículos 16 al 26. Aquí voy a comentar algunas cosas que menciona pero te invito a que lo leas detenidamente en tu Biblia.

El texto mencionado habla a las mujeres de Jerusalén. Isaías estaba profetizando al pueblo entero que vendría tiempos muy difíciles a causa de su pecado, cuando comienza a hablar directamente a las damas. A través del profeta Dios les dice que son orgullosas y vanidosas; y que procuran de conseguir la atención con la coquetería. Habla de sus accesorios y atuendos llamativos y les dice que llegará el día en el que serán desnudadas y avergonzadas por nadie más que Él. ¡Qué terribles son las imágenes que recrea el pasaje! Revela angustia y vergüenza venidera. En una cultura como la judía, en la cual a las mujeres se las daba poco o nada de autoridad, Dios les pide rendir cuentas por lo que no hicieron. Y el no haber cumplido con Él hace que paguen un precio muy alto.

¿Qué nos dice el Señor hoy por medio de ese pasaje? Dios no estaba diciendo que es malo que una mujer se cuide o que sea bella. ¡Él no está en contra de los accesorios o la ropa linda! Él estaba en contra de dos cosas de las mujeres de Jerusalén, quienes habían ofendido profundamente a Dios.

Primero, les importó más la admiración de la gente que la intimidad con el Señor. Usaron su belleza para lograr algo incorrecto. Dios plasmó Su belleza en nosotras para que reflejáramos ese aspecto de Su ser, y no para conseguir la atención y mucho menos para convertirnos en objetos sexuales. Nos creó como somos porque se deleita en quienes somos. ¡Qué triste es dar la espalda a Su amor para buscar cosas sin valor alguno!

En segundo lugar, el Señor se ofendió porque las mujeres de Jerusalén estaban tan exhortas en su autoimagen que en ellas no había lugar para la compasión. Las mujeres de Jerusalén vivían en tiempos de corrupción y abuso de los necesitados (versículos 14 y 15). Oportunidades para defender la justicia y ayudar a los pobres tuvieron de sobra. No lo hacían. Les importó más las cosas superfluas que lo que Dios ama – la gente.

Lo que diferencia a un lugar donde hay una mujer es el amor. Amamos, cuidamos y defendemos. ¡Cuán privilegiadas somos de ser así! Dios quiere que seamos como nos hizo porque es así que Él obrará a través de nosotras. El mundo no necesita de más personas superfluas. Clama por las que están llenas de la compasión y el amor de Cristo.

Señor Amado,
Gracias por querer usar mi vida para bendecir. Gracias por hacerme como soy. Entiendo que no necesito impresionar a nadie ni preciso de la aceptación de la gente. Me acepto como soy y recibo Tu obra transformadora en mi vida. Ayúdame a ver dónde puedo ayudar a otros. Lo haré, y mostraré Tu amor a un mundo que te necesita. Te amo, Jesús.

Amén 

lunes, 23 de junio de 2014

HÁZMELA OÍR

Se ha vuelto algo chistoso para muchas personas el tema de cuánto hablamos las mujeres. Un estudio realizado por la neurosiquiatra estadounidense Louann Brizendine reveló que las mujeres dicen cerca de 13 mil palabras más que los hombres cada día. Según sus conclusiones esto sería provocado por una proteína presente en el cuerpo denominada FOXP2, más conocida como “la proteína del lenguaje”. Y bueno ¿por qué intentar negar la verdad? Hablamos MUCHO. Pensamos todo el tiempo en un montón de cosas y pareciera que necesitamos  expresar lo que pensamos con cada detalle en su lugar.

A veces esto puede ser muy bueno. A veces puede ser muy dañino, no solo para nosotras sino también para otros. Mi boca me ha metido en problemas innumerables veces. Soy rápida en pensar, en sacar conclusiones y en hablar – y demasiadas veces he querido poder retraer las palabras que salieron de mi boca, pero es demasiado tarde. Dios en toda Su bondad ha trabajado mucho por mi carácter y estoy tan agradecida por eso.

Como hijas de Dios es tan importante que hablemos. Tenemos mucho que dar – nuestro testimonio, palabras de aliento y la Verdad de Cristo. Tenemos boca para bendecir – que significa “hablar bien”. ¡Mujer, Dios no quiere que te calles!

Por eso creo que Cantares 8:13 es tan importante para nosotras: “Oh, tú la que moras en los huertos, los compañeros escuchan tu voz: Házmela oír.” Aquí el Señor está diciendo a la novia que otros escuchan lo que dice, pero que Él quiere escuchar su voz. Es un llamado de un enamorado quien dice “otros son privilegiados al escuchar tu voz, mi Amada. Háblame ahora. Quiero escucharte.”


No creas que nadie quiera oír lo que tienes para decir, ni pienses que estás sola. Tu Amado tiene el oído presto a tu voz y le interesa lo que hay en tu corazón. Te llama hoy a estar con Él y a que te expreses sin temor.

Padre,
Gracias por escucharme. Gracias porque puedo derramar mi corazón al hablar contigo. A partir de hoy no me callaré - te hablaré y te oiré. Sé que me llamas a más, a mucho más, y que todo empieza con una relación más profunda contigo. Te amo, y estoy tan feliz porque Tú me amas. 
Amén

sábado, 21 de junio de 2014

ÉL ESTÁ OBRANDO


José pasó por muchas circunstancias difíciles. Fue probado hasta llegar a donde Dios había dicho que llegaría. Cuando él era jovencito había tenido sueños en los que sus hermanos se postraron delante de él. Cuando les contó esto, ellos le maltrataron tirándole a un pozo y luego le vendieron a madianitas mercaderes quienes lo llevaron a Egipto. ¡Esto iba directamente en contra de lo que él había soñado!

Me pongo en los zapatos de José. Por cierto, él tenía una actitud algo orgullosa y esto no le hacía fácil de querer, pero sospecho que él amaba a sus hermanos y deseaba su aceptación. ¡Cómo duele cuando las personas a quienes más amamos son las que más nos lastiman! Imagino que cuando a José le sacaron de ese pozo para venderlo él habrá estado muy mal. Fuera de los golpes físicos, los golpes al corazón lastiman mucho más fuerte. Le veo a él parado ahí, ya sin la túnica que le dio su padre, sucio, con más de un moretón y con el corazón roto.

La vida puede ser tan dura. En una oportunidad yo le había preguntado al Señor cuántas veces un corazón puede ser roto. Con el tiempo Él me mostró que no importa cuántas veces nuestro corazón se rompe, Él toma los pedazos y los une de vuelta – y lo hace quedar mejor que antes.

José va a Egipto y sucede todas las cosas que leemos en Génesis 39 al 41. Fue un trayecto largo y muchas pruebas pasó. Sin embargo, Dios fue formando a José y preparándole para lo que tenía planeado. Llegó al palacio; fue nombrado gobernador por el mismo faraón; y administró a Egipto de manera sobresaliente durante los años buenos y luego durante los malos. Es en ese contexto que llega a suceder algo.

¿Recuerdas los sueños que él había tenido? Quizás durante años el mismo José los había olvidado. Génesis 42:9 dice así: “Entonces se acordó José de los sueños que había tenido de ellos…”. Está parado ahí, ya no con una túnica de colores dado por Jacob, sino con vestimenta real dada por el rey de Egipto; ya no sucio y golpeado, sino impecable y perfumado; ya no con el corazón roto sino con la firmeza de corazón dado por un caminar con el Señor. Dios había probado y aprobado el carácter de José (Salmos 105:19); y había llegado el momento del cumplimiento del sueño. El propósito de Dios en la vida de José no fue enaltecerle ante sus hermanos. En Génesis 45:5 José revela cuál ha sido ese propósito: “para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.” Dios tiene un propósito para tu vida. Es categórico - ¡lo tienes que creer! Lee Jeremías 29:11 si tienes alguna duda acerca de esto.


Raras veces el Señor hace cumplir Su propósito de la noche a la mañana. Hay un proceso, un caminar que hay que pasar con Él, para ser probada, aprobada y promocionada. Tu carácter será puesto a prueba pero tienes que saber que llegará el momento en que se va a ver el cumplimiento de lo que Él te ha prometido. Lo más probable es que, al igual que José, las circunstancias parecieran ir en contra del sueño. Quizás hasta hayas olvidad del sueño porque tanto tiempo ha pasado. Él no. Lo que Dios ha dicho, se hará. No pierdas la fe, no vuelvas para atrás. ¡Él está obrando!

Señor
Creo en Tu Palabra. Creo que lo que me has prometido, se cumplirá cuando sea el tiempo marcado. Ayúdame a no olvidar Tus promesas y a caminar con firmeza hacia la meta. !Te amo y sé que me amas! Gracias por amarme, por guiarme y por sostenerme cada día.
Amén

viernes, 20 de junio de 2014

SABER ESPERAR

Una de las cosas más difíciles de esta vida ha de ser esperar. No soy una persona impaciente, pero sí soy activa y me gusta organizar mi tiempo. Cuando puedo conseguir hacer rendir el tiempo y lograr los objetivos, estoy feliz. Cuando por alguna razón esto no sucede, me siento muy frustrada. Esperar nos enseña a confiar en el Señor, en Su plan y en Su tiempo. Déjame decirte que Dios mucho me ha hecho esperar en esta vida.

Un personaje Bíblico quien también esperó muchísimo es José. Cuando muchacho él sabía que estaba destinado a grandes cosas. Ya a esa temprana edad tuvo sueños en los que su familia se postró ante él. El precio que pagó fue ser rechazado, atacado y vendido por sus propios hermanos. Pareciera que los planes de Dios habían sido restringidos, pero no. Dios sabe lo que hace.

Más de una vez José se habrá sentido olvidado y hasta fracasado. Quizás en algún momento haya recordado los días de su juventud en Israel, cuando vestía la túnica de muchos colores y declaraba sus sueños sin temor. Fue vendido, explotado, calumniado, acosado, encarcelado y olvidado. Pasaron años desde que sus hermanos le vendieron a los viajeros hasta que el copero se recordó del hombre quien había interpretado su sueño en la prisión.

¿Fue fácil su camino? ¿Fue corto? De ninguna manera. Tuvo que pasar por muchas situaciones contrarias que costaron años antes de poder llegar al palacio. Uno diría que no fue justo, pero necesitamos entender que aún en los tiempos de Dios hay propósito.

Salmo 105:19 revela ese propósito, tanto en la vida de José como en la tuya y en la mía. “Hasta que llegó el momento de cumplir sus sueños, el Señor puso a prueba el carácter de José.” Los sueños que José había tenido cuando joven se los dio Dios. Fueron Su promesa para la vida de José. Dios había escrito un plan para este hombre y desde temprano le había revelado parte de ello, pero faltaba algo muy importante; y ese versículo de Salmos nos muestra qué es: Dios puso a prueba el carácter de José.

A través de cada batalla o por medio de cualquier tempestad estamos siendo probados. Es a través de este proceso que nuestro carácter está siendo desarrollado. Dios no se apresura porque tiene designios importantes que lograr: nuestro desarrollo como personas. Quizás hayan pasado años desde que recibiste la Promesa de Dios a tu corazón. Tal vez parezca hoy que las circunstancias te hayan alejado de Su plan. Te invito a que confíes. Él no ha dejado de obrar; y aún en las dificultades Él tiene un propósito para tu vida – está desarrollando tu carácter. Al igual que José, cuando llegue el tiempo, nada podrá impedir que ocupes el lugar que Él desde antes escogió para ti.


Señor,
Ayúdame a confiar. Veo muchas circunstancias adversas, pero sé que estoy en Tu mano y que estas obrando. Descanso en Tu plan y en Tu tiempo. Moldéame y ayúdame a ser rápida en aprender. Permítame aprobar cada prueba y ten la libertad de formarme conforme a Tu voluntad. Tu amor me asombra. Gracias por amarme así.

Amén 

jueves, 19 de junio de 2014

ORANDO SIN CESAR:TIEMPO CON MI AMADO

Hoy seguimos aprendiendo acerca de cómo orar. Ayer vimos que la alabanza y la adoración, y las acciones de gracias forman una parte muy importante de la oración. Hoy miramos dos más.

En tercer lugar está la confesión sincera del pecado. Dios no puede estar en presencia del pecado. Va en contra de quién es Él. No obstante, Él es lleno de misericordia y rápido para perdonar. Solo necesitamos confesar nuestras fallas y pedir perdón. En Su inmensa gracia nos limpia por completo y podemos estar en Su presencia. Aunque en tu vida no haya "pecados grandes", pon tu corazón y tu vida delante de Dios. Pída, como hizo David:  Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno (Salmo 139: 23 y 24).(Lee también Santiago 5:15, 16; Salmos 51)

Y por último, la presentación de peticiones. Debemos decirle al Señor qué pedimos. Muchas cosas no las recibimos simplemente porque no las pedimos. Él es nuestro Papá y quiere escuchar qué queremos. 

Hay diferentes maneras de orar, aunque siempre se debe hacer con sinceridad. Se puede orar en voz alta o en silencio. Se puede usar las palabras propias o la Palabra de Dios al citar la Biblia. El orar en ayuno da aún mayor impacto en el mundo espiritual. Orar en lenguas nos  permite  hablar directamente a Dios porque es el Espíritu Santo quien se expresa. Se puede orar cantando también, expresándonos con melodías. Hay veces en la vida que las palabras no salen o no sabemos cómo expresar lo que sentimos, entonces oramos gimiendo. Dios igual escucha nuestro corazón. La oración es un ejercicio en el cual crecemos a medida que lo practicamos.

Quiero terminar alentándolas. No siempre que oras vas a sentir algo espectacular. Si bien, habrá momentos o tiempos en los que tendrás experiencias con el Señor que te van a impactar, no es siempre así. No por eso vas a dejar de orar. Aunque nada sientas y por más que parezca que no pasa nada, algún día verás el fruto de cada momento que pasas en intimidad con Él. Él es fiel y lo ve todo. Observa y escucha tu corazón, ve tu decisión y tu sacrificio y jamás hará caso omiso a una hija Suya. Dios nos llama a pasar tiempo con Él - tiempo con nuestro Amado.


Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré;
Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,
Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal;
Me ocultará en lo reservado de su morada;
Sobre una roca me pondrá en alto.
Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean,
Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo;
Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.
Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo;
Ten misericordia de mí, y respóndeme.
Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro.
Tu rostro buscaré, oh Jehová;
No escondas tu rostro de mí.
No apartes con ira a tu siervo;
Mi ayuda has sido.
No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.
Salmo 27:4 al 9

Hoy no escribo una oración. Te invito a que tú lo hagas. Entra a un lugar privado, cierra la puerta y derrama tu corazón.

miércoles, 18 de junio de 2014

ORANDO SIN CESAR: APRENDIENDO MÁS


La oración, como todo lo que tiene que ver con el Señor, no tiene una fórmula infalible. Dios es creativo y libre, y quiere que nosotros también lo seamos. Quiere que le busquemos y quiere sorprendernos. Si nos imponemos demasiadas reglas lo más probable es que perdamos lo mejor del tiempo de intimidad con Dios.

Sin embargo, hay elementos de la oración que son significativos siempre. Cómo lleves a cabo estos elementos depende de ti.

La primera es la alabanza y la adoración. Abren los cielos y rompe las tinieblas. No es coincidencia que cuando Jesús enseñó a orar, lo primero que dijo fue, “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre…”. No intentes usar “frases celebres” mientras alabas y adoras al Padre. Simplemente expresa cuán maravilloso es con tus propias palabras. El Salmo 150 nos exhorta a alabarle con todo tipo de instrumento, haciendo ruido de celebración a nuestro Padre.

La segunda parte de la oración que menciono es la acción de gracias. Las Escrituras nos enseñan a dar gracias en todo. A Dios le agrada que seamos personas agradecidas. Quien agradece no se queja. El agradecimiento y la queja son dos actitudes opuestas y no pueden cohabitar. La queja estanca, el corazón agradecido avanza.  Siempre tendrás por qué estar agradecido. Recordarte nada más de lo que hizo por ti en la cruz y serás inundado de agradecimiento. “Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre.Dice Salmo 100:4

Mañana veremos la última entrega acerca de la oración. Confío que esto te ayude y te anime a pasar más tiempo en la presencia de Dios. Podemos poner cualquier otra actividad de lado, sabiendo que la mejor inversión de todas es el tiempo que pasamos de rodillas.

Te invito a que hoy pongas en práctica estos dos pasos. Alaba a  tu Señor, y dale gracias de corazón.

Te alabo, Señor. Exalto Tu nombre. Me humillo ante Ti, reconociendo Tu grandeza y poder. Seas enaltecido aquí en la tierra – en mi vida, en mi casa y en mi nación. Agradezco Tu misericordia y Tu bondad. Gracias por haberme perdonado y por aceptarme siempre con los brazos abiertos.

Amén 

martes, 17 de junio de 2014

ORANDO SIN CESAR


No hay otro camino a la victoria más que la oración. Una mujer quien ora es una mujer de éxito. Dios nos creó para tener una relación con Él, y cualquier relación se basa en la comunicación. ¿Puedes imaginar una relación entre un hombre y una mujer en la que ni siquiera se hablan? ¿Cómo sería una relación sin interacción? ¿Sobreviviría? No lo creo. ¿Serían felices en esa relación? Muy difícil.

No puedes saber qué hay en el corazón de tu pareja si no hablan. Es cierto que después de cierto tiempo puedes saber cómo está él o qué está pensando con solo mirarlo, pero esto sucede porque en un primer momento hablaron y le conociste profundamente. Lo mismo se aplica a nuestra relación con Dios. Tenemos que hablar con Él y escucharle también para  estar cerca de Él y para comprender Su corazón.

¿Cómo debemos orar?

Perdonando. Marcos 11:25 dice "y cuando estuviereis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que vuestro Padre que estás en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas". Antes de entrar a la presencia de Dios, perdona sin titubear, lo sientas o no. Toma la decisión de ser libre y de liberar. De esa manera tu oración no tendrá estorbo.

Orar con fe. Sin fe es imposible agradar a Dios. Simplemente cree. “Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. Marcos 11:22 – 24


 Orar en el nombre de Jesús. Es el nombre sobre todo nombre y toda autoridad le es dado. “Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”. Juan 14:13

Orar conforme a la voluntad de Dios. “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.” 1 Juan 5:14
Ora por lo que la Biblia manda que oremos. Se nos dice que oremos:
·         por nuestros enemigos (Mateo 5:44) 
·         para que Dios envíe misioneros  (Lucas 10:2)
·         para que no entremos en tentación (Mateo 26:41)
·         por quienes proclaman el Evangelio en el mundo(Colosenses 4:3,2; Tesalonicenses 3:1)
·         para aliviar la aflicción (Santiago 5:13)
·         y por la salud de hermanos creyentes (Santiago 5:16)

Estar dentro de la voluntad de Dios. No podemos pretender vivir según nuestros deseos y luego acercarnos al trono. Sé santo para estar con quien es Santo. “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” Hebreos 12:14

Ser persistente. Lucas 18:1 – 7. La viuda persistente no se cansó hasta conseguir lo que pedía. Jesús enseñó que así debemos pedir a Dios en oración.

Mañana veremos los elementos de la oración y diferentes maneras en las que se puede orar. ¡Dios las bendiga!

Gracias Padre por Tu Palabra. Nos enseña cómo vivir y cómo acercarnos a Ti. Ese es el deseo de mi corazón: quiero estar cada día más cerca de Ti. Me comprometo a orar cada día, tomando un tiempo para hablarte y escucharte. Me asombra y me llena de gozo que quieras tener una relación profunda conmigo. ¡Te amo!
Amén