miércoles, 13 de agosto de 2014

EN LA FECHA SEÑALADA

Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido.
Hebreos 11:11

Las promesas de Dios se cumplen. Solo que no siempre se cumplen como lo esperábamos. En nuestras mentes, y según nuestro criterio hay un tiempo “normal” en el cual deben suceder las cosas, y es ahí donde comienza la prueba de nuestra fe.

Sara y Abraham habían recibido la promesa de tener un hijo, pero pasaron los años y no llegaba. Ella envejeció y pasó el tiempo estándar  - en otras palabras, su cuerpo ya no estaba preparado para concebir. Aparte de ser anciana, ella ya no menstruaba. Se encontraba “fuera del tiempo”. Cuando ella y su esposo recibieron la visita de Dios en su tienda, ella hasta se rió cuando escuchó que dijo que ella tendría ese bebé. No parecía ser posible. Realmente no lo era. Todas las circunstancias iban en contra: “así que ella se rió y dijo entre dientes: «Eso sería muy bonito, pero mi esposo y yo estamos muy viejos para tener un hijo».” (Génesis18:12) Esa risa expresó lo que Sara sintió. Muchas veces nosotros nos encontramos en la misma situación: tiene apariencia de hasta ridículo lo que Dios nos dice. A veces inclusive dudamos de haber realmente escuchado Su voz. Es que las circunstancias no nos favorecen y pensamos que simplemente ya pasó demasiado tiempo.

Nuestro Dios no se rige por nuestro tiempo. ¡Gloria a Él por eso! El Dios de las imposibilidades hace todo en el tiempo perfecto – Su tiempo. Quizás hoy estés parado sobre un cementerio de promesas –cosas que alguna vez escuchaste al Espíritu Santo hablar pero no viste materializarse; entonces los enterraste bajo la tierra de tu desilusión. Puede ser que las circunstancias que te han tocado vivir te dejaron desanimado. Quizás fallaste y crees que las promesas de Dios ya no se van a cumplir porque no las mereces. Es posible que hayas visto a gente alrededor tuyo recibir bendición tras bendición, mientras esperas y esperas sin ver nada.

Tome nota de esto hoy:  si Sara se habría quedado embarazada en el tiempo “normal”, la concepción de Isaac no habría sido un milagro. Habría sido como cualquier otro bebé que nace de una mujer. Debido a que habían pasado los años y ella ya era anciana, el nacimiento de ese niño fue algo extraordinario. Dios lo hizo posible. Las circunstancias más difíciles de tu vida crean el escenario para que Dios pueda hacer cosas extraordinarias.

Dios trabajó en ella, en el corazón de Sarah, a través de los años de espera. Él no está interesado solamente en los resultados. Es amante de los procesos. Es cierto que ella flaqueó – Ismael es el resultado de uno de esos momentos de debilidad – pero el Señor siguió obrando.


Génesis 21 versículos 1 y 2 nos cuenta: Tal como Dios se lo había prometido, Sara quedó embarazada y, en la fecha señalada, tuvo un hijo de Abraham, quien ya era muy anciano. En la fecha señalada. No antes, ni después. En el momento justo – el tiempo de Dios. 

No te desanimes. Lo que Dios te ha prometido, lo hará a Su tiempo. Mientras esperas, sepa que Él está obrando. No se ha olvidado de ti. No te ha dado la espalda. Está tomando Su tiempo para logar en ti lo que quiere y en el tiempo señalado, verás con tus ojos el cumplimiento de la Palabra. 

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