viernes, 6 de enero de 2017

TRABALENGUAS

Yo, la Sabiduría, convivo con el buen juicio. Sé dónde encontrar conocimiento y discernimiento. Proverbios 8:12

A veces lo que decimos parece un trabalenguas. Entre lo expresado y lo comprendido,  puede haber un largísimo trecho. Una de las enseñanzas de mi madre reza así:"Di lo que quieras decir y quieras decir lo que digas." Esto parece un trabalenguas,  pero no lo es. Vamos por parte.

(1) Di lo que quieras decir.
Dicen que no hay palabra maldicha sino malinterpretada; pero esto no es cierto. Si  vale la pena expresar algo,  entonces vale la pena expresarlo bien. 

¿Alguna vez te pasó que alguien te entendió de una forma completamente diferente de lo que quisiste que entendiera? Es cierto,  hay personas quienes tienen dificultad de comprensión. Sin embargo, mientras yo no soy responsable por la comprensión del otro,  sí lo soy por mi modo de comunicación.  Expresemos nuestros pensamientos e ideas de manera intencional.

Epictetus,  filósofo griego,  dijo,  "Aprenda primero el significado de lo que dice,  y luego hable." Las palabras son profundas y complejas. Debemos estar leyendo,  escuchando y analizando antes de formular opiniones, hablar o publicar.  Hay que pensar ¡dos,  tres o cien veces!

(2) Quieras decir lo que digas.
Vivimos en un mundo donde la libertad de expresión se lleva a un extremo. Casi todos tienen una opinión o punto de vista,  y defienden su derecho de expresarlo. La pregunta es ¿cuántos realmente están calificados para hacerlo?

Seamos sabias al hablar. Dios quiere que usemos las palabras para bendecir. Quiere poner en nuestras bocas Sus palabras, y que seamos transformadores de nuestro entorno. Pidámosle a Él que transforme nuestras costumbres y modos de expresarnos si es necesario,  y que en nuestras bocas estén en todo tiempo palabras de ánimo y amor. 

Cada uno es responsable por lo que dice.  No hablemos por hablar. Las palabras no las llevan el viento. Son sembradas en los corazones de quienes las oyen. La siembra trae cosecha,  tarde o temprano. ¿Qué siembra tu boca en este tiempo?

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