lunes, 1 de septiembre de 2014

DUEÑO DEL TIEMPO

Dios es dueño del tiempo. Él no se mueve en un tiempo limitado, como lo hacemos nosotros. Dice Isaías 41:4 “¿Quién hizo y realizó esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo Jehová, el primero, y yo mismo con los postreros.“ El ser humano se fija solo en el ahora. Vemos nuestra vida en relación con aquello que nos afecta a nosotros, y no dimensionamos nuestro lugar dentro de los tiempos. Nuestros ojos ven lo que hoy sucede, sin darnos cuenta de la "película" entera. ¿Cómo ve Dios las cosas?

            Él ha estado y estará por LA ETERNIDAD. Esto significa que estuvo presente en la creación y en el desarrollo de la historia de Israel. Sufrió el pecado de Adán y Eva, y lloró su expulsión del jardín. Presenció cómo se abrió el Mar Rojo, experimentó la entrada a la Tierra Prometida al lado de Josué y Su pueblo, y todo el resto de la historia de Israel. Vio con horror cómo le crucificamos a Su Hijo; se gozó al ver el nacimiento y crecimiento de Su iglesia; observó con dolor la historia antigua, la de Grecia y Roma; y soportó con dolor ver la destrucción causada por personas como Alejandro el Grande, Nerón, Napoleón y Hitler. No ha estado ajeno a cada hecho histórico. Además, Él ve lo que vendrá. Sabe cómo se desenvolverá el resto de la historia de la humanidad. En síntesis Él no es Dios de hoy no más. Es Dios ETERNO.

            Imagina a alguien mirando una película que le hace reír y llorar en cada momento. Así Dios ha vivido TODA la historia, con una gran diferencia: Él lo escribió. Es cierto que en algunos momentos Su enemigo hizo todo lo posible para cambiarla, pero nunca pudo salir con lo suyo; y sí, hubieron algunos actores quienes decidieron seguir su propio libreto, pero este Director sabe lo que hace, y siempre obró para bien igual!

            Cuando tus tatarabuelos vivieron, Dios estaba. En la vida de tus padres, Él ha estado; y ahora, en nuestro tiempo Él está. Cuando estén tus tataranietos, Él seguirá estando en control. Él es autor y dueño del tiempo. Doscientos años atrás y doscientos años más adelante es todo igual para Él. Aunque nosotros y nuestro mundo cambiemos, Él no cambia.


            Mirándolo así, nuestros problemas pierden valor. Él, quien llama las generaciones desde el principio, es el mismo quien te tiene en Su mano y de ahí no caerás. ¿Te preocupa el futuro? ¿Te quebranta el pasado? Entrega al Señor tu tiempo, háblale y reciba consuelo y restauración. Él obrará para bien, y verás como los tiempos te favorecen.

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