Con tanta sabiduría,
Dios no ha dado libre albedrio. No se impone en nuestras vidas, no nos obliga a
hacer lo que Él quiere. Las palabras de Dios a Israel son también para nosotras
hoy: “Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte
y el mal ; porque
yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes
sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas
multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para
tomar posesión de ella.”
El Señor pone
delante de cada una las opciones. La decisión es nuestra. Él aclara que debemos
amarle y nos cuenta el por qué: ¡no es para Su beneficio, sino el nuestro! Cuando
escogemos el bien, somos bendecidos.
Cada día
enfrentamos decisiones de vida o muerte. Lo que pasa es que no nos damos cuenta
de la importancia de esas “pequeñas” decisiones”. Creemos que no tienen un
impacto a la larga, cuando realmente es todo lo contrario.
Cosas tales como
la actitud ante las situaciones diarias, las palabras expresadas en un momento
de descontrol o los pensamientos escondidos afectarán toda nuestra vida. Es el
efecto de la piedra en el estanque. Aunque sea pequeña, al tirarla al agua crea
olas que van hasta la orilla.
Cada día ante cada
circunstancia, escogemos o la vida o la muerte. Sabemos que enfrentamos
situaciones difíciles. Seremos probados vez tras vez – es parte del proceso y
necesario para el crecimiento. Sin embargo, lo principal no es qué valle pasamos
sino qué hacemos mientras estamos ahí.
Las palabras de
un joven jugador de futbol americano nos enseñan acerca de esta realidad. Su equipo
era invicto cuando entraron a la cancha pero se encontraron con un oponente muy
preparado y para el medio tiempo estaban perdiendo. Sus palabras llaman la
atención:
“No importa la situación, no importa la puntuación, porque vas a
ser exitoso porque dedicaste todo el tiempo, todo el esfuerzo, todo el trabajo
duro, y va a haber recompensa. Y si no hay recompensa, sigues dándole gloria a
Dios. Si igual pierdes el partido, sigues respaldando a los demás. Y eso es de
lo que nos dimos cuenta. Ganes o pierdas, nos dimos cuenta que vamos a estar
bien. Todo va a estar bien. Vamos a seguir sonriendo. ¡Es asombroso,
asombroso!”.
¡Qué tremenda
lección de vida nos da este muchacho! Él sabía que se había esforzado junto a
su equipo y habían trabajado. Aclara que para el que se esforzó habrá
recompensa. Al final no es el ganar lo que importa. El marcador final de un
partido es olvidado en poco tiempo, pero el aprendizaje real hace de cada uno
una mejor persona. Y en todo, la gloria es para Dios.
A veces, perderemos el juego, pero la ganancia siempre será nuestra. No sé cómo va tu
partido, pero te puedo asegurar que tu DT sabe exactamente lo que hace.
Esfuérzate, trabaja y sepa que sin importar el marcador al final, eres vencedora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.