miércoles, 24 de septiembre de 2014

PUESTO DE PIE


Estar postrada o de rodillas puede ser algo positivo o negativo. Si estoy postrada o arrodillada delante del Señor es definitivamente algo bueno. Humillarnos delante de Dios siempre traerá bendición. Sin embargo, si estamos postradas sin poder levantarnos ante la vida, si nos sentimos derrotadas y sin esperanza, es tiempo de permitir que Dios nos ponga de pie.

Estar de pie es una actitud. Sucede cuando permitimos a Dios restaurar nuestra identidad y cuando comprendemos que no somos ciudadanas de este mundo, sino que pasamos por aquí camino a nuestro verdadero hogar. Al rendirnos delante de Dios, le damos a Él la libertad de sacar y poner, de sanar y extirpar, de transformar y confrontar. Esto es un proceso que se convierte en una aventura – una aventura de pie.

Estar de pie es ser vencedor. “Ellos flaquean y caen, mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie. (Salmos 20:8) Parecemos uno de esos juguetes que tiene un contrapeso en la base. Lo puedes pegar, y tambaleará, pero siempre volverá a estar erguida. Las derrotas del pasado no nos detienen porque estamos en las manos de Dios. Lo que era para nuestra destrucción se convierte en lo que nos impulsa hacia delante. Vez tras vez en la Biblia vemos como el diablo quiso destruir la Obra de Dios y la vida de Sus hijos; pero nuestro Padre nunca deja de trabajar. En nuestra propia vida vemos lo mismo. Aún las situaciones más duras son usadas por Dios para moldear, enseñar y levantar a los que le aman.

Estar de pie es ser victoriosa. Goliat cayó ante David, quien quedó de pie ante los enemigos de su pueblo. Nuestros enemigos caen, nosotras nos mantenemos de pie. ¿Por qué? Permanecemos porque podemos decir, como dijo David: “yo vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso”. En nuestras fuerzas no podremos permanecer. Cuando descansamos en Él, los gigantes caen.

Estar de pie es tener dignidad. El rey Nabucodonosor perdió la razón al oponerse a Dios y durante siete años vivió como bestia. Cuando le fue devuelto la razón pronunció estas palabras: “En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí…” (Daniel 4:36) Dios nunca quiso que fuéramos miserables, en ningún sentido. Estamos perdidos hasta ser redimidas por Cristo. Entonces Él nos redime. La definición de la redención es comprar algo que ya te pertenecía. Dios nos creó y somos suyos, pero el pecado nos apartó de Él; y es por eso que Él dio todo por la humanidad. Dio a Su Hijo, Jesús, como paga por ti y por mí. Éramos Suyos, fuimos robados y Él luego nos compró de vuelta: hemos sido redimidas. Nuestra dignidad ha sido devuelta. Somos Sus hijas – somos de la realeza.

Estar de pie es una decisión y no depende de las situaciones y circunstancia de la vida. Si te dijere que al estar cerca de Dios los problemas desaparecen, sería una mentirosa. Las luchas vendrán. ¡Lo que ya no es igual eres tú! Al permitir a Dios ponernos de pie, podemos enfrentar la vida con la cabeza en alto. Salmos 3:3 lo declara: Mas tú, oh Señor, eres escudo en derredor mío, mi gloria, y el que levanta mi cabeza.


Toma hoy la decisión correcta. Deja que Dios te tome en Sus manos amorosas y te restaure. Su voluntad para tu vida siempre será mejor. Él te pone hoy de pie.

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