martes, 1 de diciembre de 2015

EL LLAMADO A LUCHAR

Dios no nos ha llamado para estar cómodos. Él nos bendice, pero si pensamos que es para eso que estamos en Su redil, perdemos la mayor dicha de ser Suyo: la de bendecir.

Los niños pequeños quieren recibir y se preocupan solo por sí mismo. Una persona madura sabe que puede mucho y está dispuesta a esforzarse. ¿Por qué nos presentamos ante Dios con las manos abiertas y la boca llena de la palabra “dame”? Sencillamente porque no hemos entendido quienes somos.

En Lucas 22 Jesús se está preparando para la mayor prueba -  la de su muerte. Recuerda a Sus discípulos que antes les había dicho “No toméis nada para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos túnicas. (Lucas 9:3)  Ahora les aclara que han cambiado las cosas. “Y les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja; y el que no tiene espada, venda su capa y compre una.” (v.35)

Cuando Jesús les envió la primera vez Él los estaba entrenando para lo que vendría. Los había mostrado Su gran poder a través de la provisión de todas sus necesidades mientras ellos cumplían con la misión inmediata. Fueron a los pueblos de alrededor, sanaron a enfermos y echaron a demonios. En ese viaje nada llevaron. Sin embargo, ahora el Señor cambia la estrategia. Él ahora los está preparando para la Gran Comisión.

La bolsa es la billetera. Representa el dinero que necesitarían para cumplir con su misión. La alforja es un tipo de bolso que sirve para llevar carga y se usaba especialmente para llevar alimentos en los viajes. Jesús estaba aclarando que debían ir preparados. De ninguna manera insinúa que no los respaldaría ni  que todo dependería de sus fuerzas. Está aclarando que cumplir con lo que Él nos manda hacer exige preparación y compromiso.

Dice algo más: necesitas una espada. ¿Para qué sirve la espada? Correcto. Para luchar y para defenderse. Es cierto que la espada representa la Palabra de Dios y por supuesto que esa Espada es primordial para el cumplimiento del ministerio; pero Jesús está siendo práctico. Esta diciendo, “Van a ser perseguidos. Van a tener que luchar. No va a ser fácil.”

Si alguien te hizo creer que Cristo existe para tu comodidad y para que tengas la vida perfecta, te mintieron vilmente. Es sencillo. Tendrás que luchar. Tienes un enemigo quien se levanta en tu contra cuando decides servir a tu Rey. ¿Lo harás igual? Hay un precio alto que pagar. habrá sufrimiento y quizás no tendrás lo que soñaste. Habrá momentos en los cuáles creerás que no puedes más. Otros te acusarán, te criticarán y harán hasta lo imposible por frenarte. ¿Perseverarás igual? 

Necesitas prepararte y hacerte de espada porque hay una guerra que ganar.

No eres cualquier persona. Eres hijo del Rey. Tienes el privilegio de defender el Reino. A la luz de esto, las comodidades pierden valor. ¿A dónde te llama Dios hoy? Él quiere que luches. Te quiere ver plantado firmemente con espada en mano. El enemigo te teme así que no temas más tú. El Rey omnipotente te respalda.

Señor
            Perdóname porque durante demasiado tiempo yo he sido pasivo. No entendía que soy más que vencedor en Ti, y que tengo todo lo que se necesita para ganar. Ya no permitiré al enemigo apagarme. Me pongo de pie en tu nombre para luchar. ¡Gracias por la victoria!

Amén 

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