Dios no nos ha llamado para estar cómodos. Él nos bendice, pero si pensamos que es para eso que estamos en Su redil,
perdemos la mayor dicha de ser Suyo: la de bendecir.
Los niños pequeños quieren recibir y se preocupan solo
por sí mismo. Una persona madura sabe que puede mucho y está dispuesta a
esforzarse. ¿Por qué nos presentamos ante Dios con las manos abiertas y la boca
llena de la palabra “dame”? Sencillamente porque no hemos entendido quienes
somos.
En Lucas 22 Jesús se está preparando para la mayor prueba
- la de su muerte. Recuerda a Sus
discípulos que antes les había dicho “No toméis nada
para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos
túnicas.” (Lucas 9:3) Ahora les aclara que han cambiado las cosas. “Y les dijo: Pues
ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja; y el que no tiene
espada, venda su capa y compre una.” (v.35)
Cuando Jesús les envió la primera vez Él los estaba
entrenando para lo que vendría. Los había mostrado Su gran poder a través de la
provisión de todas sus necesidades mientras ellos cumplían con la misión
inmediata. Fueron a los pueblos de alrededor, sanaron a enfermos y echaron a
demonios. En ese viaje nada llevaron. Sin embargo, ahora el Señor cambia la
estrategia. Él ahora los está preparando para la Gran Comisión.
La bolsa es la billetera. Representa el dinero que
necesitarían para cumplir con su misión. La alforja es un tipo de bolso que
sirve para llevar carga y se usaba especialmente para llevar alimentos en los
viajes. Jesús estaba aclarando que debían ir preparados. De ninguna manera insinúa
que no los respaldaría ni que todo
dependería de sus fuerzas. Está aclarando que cumplir con lo que Él nos manda
hacer exige preparación y compromiso.
Dice algo más: necesitas una espada. ¿Para qué sirve la
espada? Correcto. Para luchar y para defenderse. Es cierto que la espada
representa la Palabra de Dios y por supuesto que esa Espada es primordial para
el cumplimiento del ministerio; pero Jesús está siendo práctico. Esta diciendo,
“Van a ser perseguidos. Van a tener que luchar. No va a ser fácil.”
Si alguien te hizo creer que Cristo existe para tu
comodidad y para que tengas la vida perfecta, te mintieron vilmente. Es sencillo.
Tendrás que luchar. Tienes un enemigo quien se levanta en tu contra cuando
decides servir a tu Rey. ¿Lo harás igual? Hay un precio alto que pagar. habrá sufrimiento y quizás no tendrás lo que soñaste. Habrá momentos en los cuáles creerás que no puedes más. Otros te acusarán, te criticarán y harán hasta lo imposible por frenarte. ¿Perseverarás igual?
Necesitas prepararte y hacerte de espada porque hay una guerra que ganar.
Necesitas prepararte y hacerte de espada porque hay una guerra que ganar.
No eres cualquier persona. Eres hijo del Rey. Tienes el
privilegio de defender el Reino. A la luz de esto, las comodidades pierden
valor. ¿A dónde te llama Dios hoy? Él quiere que luches. Te quiere ver plantado firmemente con espada en mano. El enemigo te teme así que no temas más tú. El Rey
omnipotente te respalda.
Señor
Perdóname porque durante
demasiado tiempo yo he sido pasivo. No entendía que soy más que vencedor en Ti,
y que tengo todo lo que se necesita para ganar. Ya no permitiré al enemigo
apagarme. Me pongo de pie en tu nombre para luchar. ¡Gracias por la victoria!
Amén
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