lunes, 28 de noviembre de 2016

NUBE DE TESTIGOS

En el año 1984 una novela escrita por George Orwell forjó la expresión "El hermano mayor te está mirando". En dicha obra Orwell proyectaba lo que él veía para el futuro: un mundo en donde la gente es observada y controlada por los poderes de estado.

La Biblia,  sin embargo,  mucho antes de los años 80 ya nos contó que nos están mirando: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos... (Hebreos 12:1)

Vamos a poner este versículo en contexto.

En el capítulo 11 de Hebreos Pablo habla de los héroes de la fe. Presenta una larga lista de personas quienes corrieron su carrera con excelencia a pesar de no ser perfectos y en quienes se cumplió el propósito de Dios. Estas personas están ahora en Su presencia. 

La imagen que el apóstol crea en el 12:1 es la de un estadio,  con las gradas llenas del público que mira la competencia y alienta a los atletas. Este espectáculo era algo muy familiar para las personas de la época y por eso resulta tan ilustrativa. Hace entender que esos héroes de la fe nos están observando y animando a no rendirnos. Es una imagen que renueva las fuerzas al corredor cansado. Nos hace recordar que no estamos solos en esto.

Sin embargo ¿Dios nos está diciendo que literalmente Moisés,  Elias, Sara y otros dedican su tiempo eterno a mirarnos correr? No. Él nos está diciendo que estos hombres y mujeres corrieron a pesar de sus limitaciones y dificultades,  y que pasaron la linea de llegada; que en ellos el Señor cumplió Sus promesas; y que ellos alcanzaron la meta. Nos dice que ellos son testigos de la Verdad,  y de la Victoria; y que nosotros,  al igual que ellos,  lo podemos lograr también.

A menudo somos atacadas en nuestra perspectiva. El enemigo de nuestra alma nos quiere hacer creer que el objetivo está demasiado alto,  que no tenemos lo que se necesita para correr hasta el final,  que nadie nos mira porque no importamos. ¡Es todo mentira!

Dios te hace saber que hay una gran nube de testigos de Su grandeza y poder quienes dan testimonio de que sí se puede. Ellos superaron los obstáculos para llegar,  victoriosos,  a la linea de llegada y tú también lo harás.

viernes, 25 de noviembre de 2016

¿TRAPOS O TÚNICA?

Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios. Romanos 3:23

Todo ser humano,  sin excepción,  ha caído corto de la gloria de Dios. Basicamente,  esto significa que nada podemos hacer nosotros para alcanzar en nuestras propias fuerzas o capacidades la salvación.

Esa frase es una que resuena en los corredores de la vida: caes corto. No alcanzas. No tenés lo que se necesita. Pareciera que nos queda mejor los trapos de vergüenza que la túnica de la gracia. Es que a la vergüenza y el dolor nos hemos acostumbrado. Son parte del maquillaje de pecador. "Hice mal - otra vez. No soy lo suficientemente fuerte,  buena,  o lo que sea. " Nos escondemos detrás de nuestras falencias y debilidades,  con la excusa del "No puedo".

Y tenemos razón. No podemos. ¿Acaso  tenemos a nuestro alcance el hacer algo que nos pueda dar entrada a la presencia del Dios sabio y perfecto? Podrías pasar tu vida intentándolo y no lo lograrías. No te desanimes. Hay esperanza.

"Sin embargo, con una bondad que no merecemos, Dios nos declara justos por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados. Pues Dios ofreció a Jesús como el sacrificio por el pecado. Las personas son declaradas justas a los ojos de Dios cuando creen que Jesús sacrificó su vida al derramar su sangre. Ese sacrificio muestra que Dios actuó con justicia cuando se contuvo y no castigó a los que pecaron en el pasado."  Romanos 3:24‭-‬25

Dios quita la verguenza,  la incapacidad y el dolor y te viste de justicia. Aunque no merecemos su gracia,  Él nos limpia y nos santifica. Y solo por eso podemos estar cercas de Él.

La próxima vez que comiences a creer que no eres suficiente o que no alcanzas,  recordate que el faltante ya está pagado. Aunque tú y yo hemos caido corto de Su gloria,  nos lo ha regalado por pura gracia. El éxito tiene nombre. La victoria tiene nombre. La paz,  el perdón y la vida eterna tienen nombre. Ese nombre es Jesús.

jueves, 24 de noviembre de 2016

MI LUGAR PREFERIDO

¿Cuál es tu lugar preferido en el mundo? Quizás puedas mencionar un espacio fisico; tal vez exista un rincón,  una casa,  un rancho o un país donde más te sientas feliz. Podria ser que tu lugar preferido sea al lado de una persona específica, sin importar dónde estén. Lo más seguro es que,  sea cual sea el caso,  te agrade por lo que sientes al estar ahí.

Josué tenía un lugar preferido. Dice Éxodo 33:11 "Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo." La traducción al inglés de este versículo usa una palabra que me encanta. Dice que Josué "lingered". Este verbo significa " quedarse merodeando,  resistir a ir". La imagen que crea de Josué es de un hombre que más que cualquier otro lugar,  quería estar en el tabernáculo. Se hallaba ahí. Tenía hambre de lo que podía recibir ahí.

Moisés,  el siervo de Dios y el líder de Josué,  hablaba cara a cara con Dios en el tabernáculo. Josué probablemente no veía esto con sus ojos,  pero estaba cerca. ¿Será que se estremecía al sentir la presencia de Dios tan cerca? ¿Podría ser que,  mientras su líder estaba cara a cara con Dios,  él se postraba,  adorando a Jehová todopoderoso?

Lo que sabemos es que cuando Moisés volvía a su tienda,  su asistente se quedaba por ahí. Su corazón se resistía a abandonar el lugar donde sabía que Dios se manifestaba. Él anhelaba más de su Padre. El lugar preferido de Josué era donde Dios estaba.

En ese lugar no había una multitud. No existía acalamación,  aprobación o aplausos. Nadie sacaba fotos para publicar,  ni selfies para compartir. No reportaba por Foursquare: "Josué se encuentra en el tabernáculo con el Dios vivo" a ver cuántos me gusta conseguía. No tenía seguidores ni en el Facebook,  ni en Instagram,  ni en Snapchat. Nada de eso le interesaba. Una sola cosa captaba su atención y ocupaba su tiempo: la presencia de Dios.

Moisés era siervo de Dios,  y Josué era su asistente. Josué servía a Moisés.  No estaba detrás de la posición de su líder. En otras palabras,  su servicio era puro y desinteresado. En ninguna parte de la Biblia encontramos a un Josué egoísta,  sino siempre un siervo obediente,  aún cuando no le habian escuchado cuando dijo que Israel podía vencer al enemigo. No se quejó. No tiró la toalla. Sirvió. Y todo el tiempo su meta era una: estar en la presencia de Dios.

Repito la pregunta: ¿Cuál es tu lugar preferido?  ¿Al lado de quién quieres siempre estar?

Lo único que le pido al Señor —lo que más anhelo— es vivir en la casa del Señor todos los días de mi vida, deleitándome en la perfección del Señor y meditando dentro de su templo.
 Salmos 27:4